EL ASESINO
La jefa de Estado, Cristina Fernández, dejó sin efecto el lunes pasado la baja de ocho suboficiales de la Armada que en noviembre de 1972, quebrantando todas las normas de la disciplina castrense, se sublevaron en la Escuela de Mecánica de la Armada al mando del entonces guardiamarina Julio César Urien. En el intento fue muerto un suboficial que, en cumplimiento de su deber, trató de impedir la asonada. Urien, que era su jefe, lo mató sin contemplaciones.
En noviembre del año 2005, en un hecho que debería avergonzar ala Armada Argentina , ni un solo oficial superior, y mucho menos su jefe, el almirante Jorge Godoy, pidió el retiro cuando el gobierno reincorporó a Urien a la marina en calidad de retirado --había sido dado de baja-- y con el grado de teniente de fragata. Es más, en la ceremonia y con una sonrisa de oreja a oreja Godoy saludó efusivamente a quien 33 años antes había tratado de sublevar aquella Escuela y ultimado --según algunas versiones, por la espalda-- a un subordinado.
Ahora el kirchnerismo vuelve sobre el tema y el almirantazgo en pleno, fiel a su estilo falto de vergüenza impuesto por su jefe de Estado Mayor, mira para otro lado.
En noviembre del año 2005, en un hecho que debería avergonzar a
Ahora el kirchnerismo vuelve sobre el tema y el almirantazgo en pleno, fiel a su estilo falto de vergüenza impuesto por su jefe de Estado Mayor, mira para otro lado.
Ni para desfilar sirve ya.
Fuente: La Nueva Provincia
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