sábado, 23 de octubre de 2010

Fernando “Ruddy” Ulloa Igor

De canillita a magnate,
de la mano del pingüino

Fernando “Ruddy” Ulloa Igor nació el 1 de abril de 1960, en Puerto Natales, Chile, y llegó a Río Gallegos –como tantos inmigrantes trasandinos- obligado por las necesidades económicas de su familia pasando una infancia sufrida en el barrio Del Carmen. A los diez años tuvo que empezar a trabajar y vendió helados, lustró zapatos, fue empleado de una sandwichería, desde donde salía, canastita en mano, a vender emparedados por todos los ministerios. Fue canillita del diario La Opinión Austral.

Su aproximación a los Kirchner se dio en 1976 cuando el matrimonio K (lejos de la política y a distancias infinitas de los derechos humanos) se dedicó exclusivamente a hacer plata. Ruddy era el canillita que dejaba el diario a los Kirchner a quienes simpatizó y se volvió su cadete en el estudio jurídico. Como Kirchner nunca supo manejar, Ruddy se convirtió en su chofer. En 1987, cuando asumió la intendencia de Río Gallegos, lo llevó como secretario privado aunque mantenía su cargo de chofer, comandando Renault 9 color rojo que transitaba las calles de Río Gallegos llevando al nuevo intendente.
Pasó el tiempo y pasaron cosas, claro. En octubre de 2008, Fernando Rudy Ulloa Igor compró una mansión en Clemente Onelli 448, en las lomas de San Isidro. Sí… el hombre que hace treinta años vino desde Chile con su familia y sin un peso, que compró su primera propiedad recién en 2005, el año pasado pagó sin pestañear 700.000 dólares al contado y se mudó, junto a toda su familia, a una lujosa mansión con piscina que ocupa la mitad de la cuadra y está ubicada a pocos metros del ingreso al Jockey Club, en una de las zonas más bacanas del norte bonaerense. En la puerta y en la cochera de esa mansión suele haber una flota de automóviles de alta gama, todos de propiedad de Ruddy y flia.

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