Además de protestar airadamente contra el galardón, el régimen chino ha detenido a numerosos disidentes para que no celebren el Nobel de Liu Xiaobo. Este premio vuelve a poner en evidencia las vergüenzas de un régimen autoritario que, tras abrazar el capitalismo más salvaje, sigue denominándose comunista. A pesar de la modernización y la revolución social que ha provocado su extraordinario crecimiento económico, en China se sigue persiguiendo a la gente por decir o publicar en internet lo que piensa. Siempre y cuando sea distinto a lo que propugna el Partido Comunista y amenace su hegemonía política.
Fuente: ABC de España
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