martes, 18 de enero de 2011

SINDICALISTAS VITALICIOS

Anquilosados desde hace décadas en prácticas absolutistas y en reelecciones a perpetuidad, son muchos -por desgracia, demasiados- los dirigentes sindicales que han convertido las secretarías generales que ocupan en monarquías absolutas y, a veces, hereditarias.
En diciembre del año pasado, José Luis Lingeri, secretario general del Sindicato Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias, fue reelegido con el 99,3 por ciento de los votos -la suya fue la única lista que se presentó- al frente de ese sindicato, que maneja desde 1986.
Armando Cavallieri es amo y señor del Sindicato de Empleados de Comercio desde hace 38 años. Ramón Antonio Baldassini, secretario general del Sindicato de los Trabajadores Telepostales, los supera ampliamente: asumió en 1963, hace nada menos que 47 años. Patricio Datarmini y Amadeo Genta dirigen el gremio de los municipales de la ciudad de Buenos Aires desde 1983, el mismo año en que el incombustible José Pedraza se hizo con el de los ferroviarios y Juan José Zanola asumió como secretario general de los bancarios, cargo que, en virtud de sus presuntos nexos con la mafia de los medicamentos, lo ha depositado en prisión.
Pero ninguno de estos eternizados dirigentes supera a Enrique Venturini, con sus 51 años de reinado en el gremio de los navales, en el que fue elegido por primera vez en 1959. Junto a su récord poco pueden los escasos 23 años de Hugo Moyano, factótum de los camioneros y actual secretario general de la CGT, quien entronizó en la jefatura del sindicato a uno de sus hijos y colocó al otro en el gremio que agrupa a los trabajadores de los peajes.

Fuente: La Nación

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