El cambio impuesto ha sido radical en Venezuela, Ecuador y Bolivia, mucho más mesurado en Argentina y francamente moderado y continuista en Brasil y Uruguay. Los demás países, Chile, Perú y Colombia, mantuvieron el sistema político tradicional junto a políticas económicas pro-mercado. De hecho, en Brasil y Uruguay tampoco ha habido ruptura del modelo liberal-representativo de democracia, y sólo se registró un persistente cambio del signo político de los gobiernos que apartó a los partidos conservadores tradicionales del poder al que estaban acostumbrados. Junto con el respeto por el modelo político, las políticas económicas implementadas por estos países han sido siempre prudentes y en sintonía con las reglas de la economía de mercado.
La triunfal ceremonia del 1º de enero en Brasilia da cuenta del gran éxito de esta fórmula.
Y que las primeras medidas anunciadas o
filtradas a la prensa por el gobierno de Dilma,
ajuste fiscal, política monetaria ortodoxa,
privatización de los aeropuertos de San Pablo,
sean las que querían escuchar los mercados
no es casual.
Por Pablo Díaz de Brito
Fuente: CADAL
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