¿Por qué, pues, siguen atrayendo a los indignados por la inequidad que es típica del capitalismo –y de todos los demás sistemas socioeconómicos– las recetas marxistas y "bolivarianas" recomendadas por el trío revolucionario latinoamericano? La respuesta es sencilla. A los seducidos por la retórica castrista o bolivariana les interesa mucho menos el eventual destino de los pobres y excluidos que el de los relativamente ricos. A esta altura no pueden sino entender que no les será dado mejorar por mucho tiempo el nivel de vida de los trabajadores urbanos y los campesinos, pero tal inconveniente no les preocupa porque lo que buscan son buenos pretextos para castigar, a veces con brutalidad, a aquellos empresarios, financistas y políticos que figuran en su lista negra de enemigos. Expertos en el arte de movilizar la envidia, al llegar al poder personas como los Castro, Chávez y Morales pronto se dan cuenta de que en términos prácticos la "revolución" seguirá siendo una fantasía, pero sus propios fracasos les brindan más excusas para perseguir a quienes se les oponen, tratándolos de saboteadores, golpistas y derechistas vinculados con el imperialismo yanqui.
Fuente:Rio Negro
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