Se ha hablado con indulgencia de los jóvenes que en la década del 70 colocaron bombas, sembraron el terror entre la población asesinando a civiles, policías y militares; secuestrando personas y pidiendo rescate; dispuestos a todo para lograr el poder y desde ahí imponer vaya a saber qué, nueva forma de organización social en la patria nuestra.Dicen que no son crímenes. Que no son crímenes de lesa humanidad. El adjetivo califica al sustantivo; pero no modifica su entidad; son “Crímenes”. Ninguna sociedad civilizada deja a los criminales sin sanción, y menos los cobija con honores, puestos y consideraciones.Nada los detuvo: ni un presidente popular como Perón, ni la propuesta de éste a integrarse en el nuevo gobierno acatando el orden instituido.La patria está rota. El espíritu de lucha de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas y de Seguridad y sus familias está quebrado. Estamos indefensos. Y en la ausencia absoluta de la autoridad y fortaleza para imponer el orden, avanza generalizada la delincuencia que se apropia, hasta por diversión, de las vidas de los argentinos. Y el gobierno en lugar de fortalecer las instituciones armadas y de seguridad, con reconocimientos materiales y simbólicos, para que nos brinden protección, nos da circo y futbol, pero no seguridad.
Por Jorge Augusto Cardoso - jcardoso@fibertel.com.ar
Fuente: Notiar
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