Finalmente el presupuesto no fue aprobado y el oficialismo se niega a debatirlo durante sesiones extraordinarias. Da por terminado el tema. Esta actitud del kirchnerismo refleja claramente que la apuesta consistía en los siguiente: a) o me aprueban el presupuesto sin tocar una coma para que yo pueda hacer lo que quiera con la plata o nos quedamos sin presupuesto y b) si nos quedamos sin presupuesto mejor porque prorrogo el del año pasado, puedo hacer lo que quiero, lo complemento con decretos de necesidad de urgencia y, además, busco victimizarme frente a la sociedad mostrando a una oposición que obstaculiza la gestión de gobierno. En definitiva, el objetivo último era tener las manos libres para manejar a gusto y placer los recursos de los contribuyentes y, si podía victimizarme, mejor.
Por Roberto Cachanosky
Fuente: Economía para todos
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