martes, 16 de noviembre de 2010

El precio de no ser político


Un Jefe policial de Santa Fe, se prestó a ser partícipe de una broma en una despedida de solteros.
Durante la fiesta de despedida de soltera de la novia, se apersonó el Jefe Policial diciendo que el novio había sido detenido en la vía pública por andar “desnudo”, y que el novio preso solicitaba el envío de ropas.
Inmediatamente se aclaró la “broma” con el común festejo de la “ocurrencia”.
Pero el hecho tomó estado público y aparecieron los fundamentalistas degenerados devenidos a puritanos.
El funcionario había usado el móvil policial para ir a la casa de la novia. Había ido con personal de servicio. Es menester la aplicación de la “pena de muerte”.Solo resta definir la forma de ejecución.  Silla eléctrica. Guillotina. Inyección letal. Cámara de gas. O acaso la muerte por lapidación.
Esta persona eligió ser policía.
Hubiera optado por ser político.
Como político podría haber usado el vehículo oficial para ir a orgias, casinos, cabaret, y hacerse esperar por el chófer. Podría usar el chófer y el vehículo oficial para llevar los hijos al colegio y a su esposa de compras. Y a sus amantes también les podría brindar los mismos beneficios. De ser necesario, podría alquilar esclavas sexuales para satisfacer las necesidades propias y ajenas.
Si hubiera sido político, nadie diría nada.
Y si “saltaba la perdiz”, se conseguiría otra “chapa”…y a seguir disfrutando del erario público.
Orlando Agustín Gauna

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