jueves, 18 de noviembre de 2010

Ayer asesinaba. Hoy lo cachetea una mujer


Carlos Kunkel, despreciado por Juan Perón, en los `70, se dedicaba al asesinato terrorista. En un lejano 5 de octubre de 1975, participaba en el asesinato de soldados conscriptos, en “defensa de sus ideales”.
Ahora una mujer lo cachetea. Será porque Kunkel  “no tiene una gallina que le ponga huevos” y por eso no le dice personalmente a Barrionuevo, lo que le dice a la esposa de éste.
Mientras tanto, los Señores Diputados demuestran su falta de hombría y capacidad.
Toleran pasivamente que un energúmeno le falte el respeto a una señora.
Toleran que este energúmeno impunemente insulte y ofenda a cualquiera de ellos. Como lo hizo aquella noche gritando “Traidor, hijo de puta” a Felipe Solá. Lo vimos en aquella larga noche.
Es propio de la estatura moral e intelectual de nuestros actuales legisladores.
Hace muchos años, una legisladora refiriéndose a un Diputado adversario profirió: “Lo que pasa es que el Señor Diputado es un pelotudo”. El aludido, haciendo gala de la “chispa” y la dialéctica de aquellos SEÑORES le respondió: “Se ve que la Señora Diputada tiene buena memoria”.
Hoy, no tienen “chispa”, dialéctica, ni siquiera están a la altura del cargo que ocupan.
En los años mas violentos de nuestra reciente historia, el principal adversario político de Juan Domingo Perón era el Dr. Balbín. Y fue el Dr. Balbín quien sin sufrir mayores molestias ingresó al recinto donde se realizaba la ceremonia fúnebre del fallecido Gral. Perón, y despidió a su viejo adversario con un emotivo discurso.
Hoy, con aquellos sobrevivientes violentos (¿Sobrevivientes gracias a qué?) en distintos estamentos del gobierno, muchos tuvieron impedido su ingreso a la ceremonia fúnebre del ex Presidente.
La diferencia es que en aquellos años, hubo una guerra. Guerra con actos heroicos y bajezas como en toda guerra. Hoy estamos sometidos a una dictadura de unos ladrones que además de enriquecerse, pretenden convertir a nuestra Patria en una Cuba socialista o en una Venezuela Chavista.
Orlando Agustín Gauna

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