Pergeñado por las ONG de DD.HH. con el aval del Papa Francisco y el apoyo de C.F.K.
La irrupción en todos los medios periodistas de las olvidadas víctimas del terrorismo y la pérdida de credibilidad de las organizaciones como Madres o Abuelas de plaza de Mayo por hechos de corrupción, sus mentiras sobre los supuestos 30.000 desaparecidos, cifra desmentida por propios integrantes y reconocida por ellas mismas como simbólica, marcaron el fin del relato de los jóvenes idealistas.
El conocimiento que el actual gobierno desea una justicia independiente que obre ajustada a derecho, por lo cual deben alejarse de sus funciones aquellos jueces y fiscales pertenecientes a Justicia Legítima, que deben revisarse las causas en las que fueron condenados miembros de las FF.AA. de Seguridad y Policiales, que deben ser enviados a su domicilio los mayores de 70 años, los enfermos y quienes sufren excesos de prisión preventiva.
La reducción de los subsidios nacionales e investigación de las cuantiosas indemnizaciones pagadas por el Estado a las supuestas víctimas que también han recibido beneficios provinciales.
Todas estas causales han decidido a los integrantes interesados en continuar con sus mentiras corruptas a tratar de forma desesperada y solapada a reinstalar el relato.
La Operación Reconciliación reflota el fallido proyecto de Fernández Meijide que como condición inapelable pedía el arrepentimiento y el reconocimiento de los trágicos hechos del 70 pero sólo de las FF.AA. Hoy con la complicidad de algunos sectores de la Iglesia Católica, Bergoglio, Casaretto y otros, se trata de presionar a los integrantes de las FF.AA actualmente presos ,mediante un supuesto acto de exigencia cristiana para lograr un perdón de Dios.
Curiosa y cuestionable exigencia además de parcialmente interesada, que además lleva consigo un sospechoso y turbio complemento, el arrepentimiento debe dar datos precisos sobre su actuación reprochable. Es sabido que las farsas judiciales que terminaron en largas condenas fueron dadas sin prueba alguna fehaciente.
Es claro que las confesiones obtenidas no sólo serían la aceptación de la culpa ante la Iglesia sino también ante la Justicia.
Estas confesiones se harían públicas y con ellas se lograría recuperar el espacio perdido por las organizaciones defensoras del terrorismo.
Los encargados de esta miserable operación tratan de quebrar a los presos políticos diciéndoles que Dios no los perdonará y que seguirán presos hasta morir.
Para confirmar sus dichos se están apurando nuevos juicios con los mismos jueces prevaricadores, estos últimos se verían beneficiados por las confesiones ya que confirmarían sus sentencias, evadiendo así los juicios en el Consejo de la Magistratura y sus eventuales renuncias.
C.F.K. apoya esta Operación para sacar de escena sus hechos de corrupción y un respaldo internacional al presentarse como perseguida política por haber juzgado a los militares.
La irrupción en todos los medios periodistas de las olvidadas víctimas del terrorismo y la pérdida de credibilidad de las organizaciones como Madres o Abuelas de plaza de Mayo por hechos de corrupción, sus mentiras sobre los supuestos 30.000 desaparecidos, cifra desmentida por propios integrantes y reconocida por ellas mismas como simbólica, marcaron el fin del relato de los jóvenes idealistas.
El conocimiento que el actual gobierno desea una justicia independiente que obre ajustada a derecho, por lo cual deben alejarse de sus funciones aquellos jueces y fiscales pertenecientes a Justicia Legítima, que deben revisarse las causas en las que fueron condenados miembros de las FF.AA. de Seguridad y Policiales, que deben ser enviados a su domicilio los mayores de 70 años, los enfermos y quienes sufren excesos de prisión preventiva.
La reducción de los subsidios nacionales e investigación de las cuantiosas indemnizaciones pagadas por el Estado a las supuestas víctimas que también han recibido beneficios provinciales.
Todas estas causales han decidido a los integrantes interesados en continuar con sus mentiras corruptas a tratar de forma desesperada y solapada a reinstalar el relato.
La Operación Reconciliación reflota el fallido proyecto de Fernández Meijide que como condición inapelable pedía el arrepentimiento y el reconocimiento de los trágicos hechos del 70 pero sólo de las FF.AA. Hoy con la complicidad de algunos sectores de la Iglesia Católica, Bergoglio, Casaretto y otros, se trata de presionar a los integrantes de las FF.AA actualmente presos ,mediante un supuesto acto de exigencia cristiana para lograr un perdón de Dios.
Curiosa y cuestionable exigencia además de parcialmente interesada, que además lleva consigo un sospechoso y turbio complemento, el arrepentimiento debe dar datos precisos sobre su actuación reprochable. Es sabido que las farsas judiciales que terminaron en largas condenas fueron dadas sin prueba alguna fehaciente.
Es claro que las confesiones obtenidas no sólo serían la aceptación de la culpa ante la Iglesia sino también ante la Justicia.
Estas confesiones se harían públicas y con ellas se lograría recuperar el espacio perdido por las organizaciones defensoras del terrorismo.
Los encargados de esta miserable operación tratan de quebrar a los presos políticos diciéndoles que Dios no los perdonará y que seguirán presos hasta morir.
Para confirmar sus dichos se están apurando nuevos juicios con los mismos jueces prevaricadores, estos últimos se verían beneficiados por las confesiones ya que confirmarían sus sentencias, evadiendo así los juicios en el Consejo de la Magistratura y sus eventuales renuncias.
C.F.K. apoya esta Operación para sacar de escena sus hechos de corrupción y un respaldo internacional al presentarse como perseguida política por haber juzgado a los militares.
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