La curiosidad del Departamento de Estado sobre la forma en que Cristina Kirchner resuelve las situaciones de estrés ha sido respondida por la misma mandataria en estos días. No trascendió hasta ahora qué contestaron los funcionarios a aquel requerimiento.
Otro que está sacado es el canciller Twitterman. Tan loco lo puso la filtración de Wikileaks que le han tenido que esconder el celular para que no blasfeme a través de las redes sociales.
“¿Yo señor?” balbuceaba Jorge Taiana mientras relativizaba la parte que le tocó de la fuga. “¿A quién salvo a los yanquis de mala madre puede importarle qué hice yo hace más de treinta años?” se preguntaba furioso.
Pero fue Aníbal quien, a punta de bigote, logró la “pole position”. Aseguró que no piensa darle entidad a esa sarta de estupideces, que las épocas de procesado quedaron atrás, que el capítulo como intendente de Quilmes ya fue y que no está dispuesto a tolerar tanta buena memoria de nadie.
Por María Zaldivar
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