Teníamos una familia, pero se desintegró. Ahora tengo otra: la que conformamos los presos políticos, sus familiares de sangre y nosotros sus familiares del afecto y la lealtad. Es una nueva familia, unida por sufrir la injusticia. Es una familia que no necesita
ni del dinero ni de la fama, ni del rango ni de la figuración, ni del miedo ni del temor reverencial. Es decir, tan sólo necesita saber que hay uno de los nuestros preso del enemigo de ayer, de esa guerra que hoy sigue causando daño.
Alcaide (R) Nelson David Cremades
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