El ex presidente y actual diputado sabe que la información es explosiva y por eso mantiene a su —no reconocido— vástago permanentemente monitoreado por puntuales agentes de la ex SIDE. Es más, durante años lo mantuvo lejos de la provincia de Santa Cruz para escapar al posible asedio periodístico. La provincia elegida para que recalara fue Córdoba.
Es inadmisible que un gobierno que se arroga la elogiable pelea por el derecho a la identidad, permita semejante contradicción. ¿Por qué el ex Presidente no le da su apellido a su hijo? ¿Por qué ni siquiera lo reconoce como propio?
Por Christian Sanz
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