Habrá que reconocerles una alta dosis de inteligencia a los acomodaticios militantes del renovado socialismo gramsciano que, como antes, se reciclan y van por más. Ya no insistirán por la vía de la reiterada prédica del siglo pasado que sucumbió ante sus propios baches dialécticos. Ahora están abocados a un camino con nuevos horizontes. Encontraron este espacio, que combina con habilidad demagogia, populismo y discurso “progre”, con las más profundas bases colectivistas de quienes lo promueven.
En el ambientalismo, la defensa de la ecología y las consignas del calentamiento global, hallaron su nueva casa. Es un hogar atractivo, lleno de seducción y modernidad, con argumentos que parecen razonables, demasiado sensibles y fáciles de difundir.
Por Alberto Medina Méndez
amedinamendez@gmail.com
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