Instaló un puesto fijo en la intersección de la Ruta Nº 34 con la AO 12.
El personal realizaba chequeos y relevamiento de datos de conductores y vehículos.
Así se comprobó que una misma persona pasaba por el lugar en distintos momentos, conduciendo diferentes vehículos, que siempre figuraban a su nombre; lo que resultaba harto sospechoso.
Se estaba frente a ladrones de vehículos y traficantes de droga.
Utilizando el sentido común y el esmero profesional, en dos años, este personal logró el secuestro de unos 200 vehículos entre automóviles y camiones sustraídos en la Capital Federal y la Provincia de Buenos Aires. Los vehículos sustraídos, eran llevados al norte del país o a la República del Paraguay, para ser vendidos o canjeados por droga.
Simultáneamente se secuestraron más 400 Kg. de cocaína.
Entre otros, a:
Miguel Farre se le incautó 12 Kg. de cocaína,
a Brígido González, 8 Kg.,
a Oscar Alfredo López, 65 Kg.,
a Hilarión Frías Rios, 35 Kg.,
a Amadeo Jadur, 10 Kg.,
a Beatriz Gómez Danesi, 12 Kg.,
a Francisco Javier Aranda, 42 Kg.,
a Juan Domingo Zalazar, 35 Kg.,
a Telmo Gutiérrez, 13 Kg.,
a Cristian Pablo Gorosito, 20 Kg.,
a Silvia Terrero Vázquez, 30 Kg.,
a Héctor Marcelo Torrejón, 51 Kg.,
a Giraldo Flores, 42 Kg.,
y a Jorge Víctor López, 30 Kg de cocaína. Este último, estaba vinculado a la banda denominada del Jet Set, comandada por Dolores Blaquier.
Estos procedimientos eran responsabilidad del accionar del Comisario Juan Carlos Ruiz, secundado por el Sub Comisario Héctor Raúl Lopez, el Sub Oficial Mayor David Aizar Dominguez, el Sargento 1º Arnaldo Eduardo Nowichi, los Sargentos Américo Eduardo Villarruel y Ramón Manuel Aguilar y otros Agentes que ponían todo su empeño y dedicación al servicio de la sociedad.
Tantos procedimientos contra el narcotráfico resultaban molestos al gobierno de turno.
A fines de 1996, Roberto Rosúa, Ministro de Gobierno de Jorge Alberto Obeid, ordenó el relevo de todo el personal de la Sección Tránsito de las 19 Unidades Regionales de la Provincia de Santa Fe, bajo el pretexto de que a un camionero de nacionalidad chilena se lo había querido "coimear".
Era más lógico y sencillo determinar el lugar, fecha y hora del hecho e identificar a los imputados, y si correspondía, sancionarlo.
Si el hecho fue cierto, quedó impune y se perjudicó a inocentes.
Pero se lograba otro objetivo: frenar los procedimientos contra narcotraficantes.
Tiempo después, al producirse otro procedimiento con importante secuestro de droga; al día siguiente, la hija del Gobernador Jorge Alberto Obeid, (a) “Cebollita”, denunció en el Juzgado Correccional y de Instrucción de la Ciudad de Rufino, que mientras circulaba en su automóvil por la Ruta Nacional Nº 33 en las proximidades de esa Ciudad, fue detenida por un móvil policial que efectuaba controles de ruta y por una supuesta infracción le pidieron cinco pesos de "coima".
Eso no es raro.
ES IMPOSIBLE.
En cualquier control, lo primero que se hace es pedir documentos para identificar al conductor y el apellido Obeid no podía dejar de relacionarlo con el Gobernador de la Provincia.
Y si ella hubiera cometido una infracción no iba a decir que era hija de “desaparecidos”, pero si hubiera dicho que era la hija del Gobernador.
Igual, la denuncia bastaba para frenar los procedimientos contra el narcotráfico.
El Ministro de Gobierno de la Provincia, Roberto Rosúa, ordenó por radiograma remitido a todas las Unidades Regionales de la Policía de la Provincia de Santa Fe, que a partir de la fecha no se podía detener a un solo vehículo más en las rutas de la Provincia, salvo “en los lugares, horario, sentido de marcha vehicular que serán asignados en cada oportunidad que se disponga tal medida a cada unidad Regional por parte del Departamento de Operaciones de la Jefatura de Policía de la Provincia a instancias de la Sub Secretaría de Seguridad”.
El REPRESOR y el TERRORISTA.
Dios los cría y el diablo los amontona…
Orlando Agustín Gauna Bracamonte
Fuente: Poder Justicia y drogas, de Luis Alberto Galanzino
No hay comentarios:
Publicar un comentario