martes, 28 de mayo de 2013

Luis Ventura y Jorge Rial, los fusiles de Kristina

Luis Ventura vive un drama personal que va mucho más allá de lo que llegó a hacerse público. 
El hombre que hace un par de años escondió verdaderas orgías en la Mansión Fort -en alguna de ellas un jóven de apenas 16 años terminó internado en una céntrica clínica marplatense por un problema de sobredósis de éxtasis- a punto tal de obligar a su socio de toda la vida a pedirle que se retirara por un tiempo del programa, vuelve ahora por sus fueros canjeando la verdad por unos pocos pesos. 
¿O hay algo más? 
La relación de su hijo con las drogas no era tan sólo la de un adicto más sino que aparece seriamente involucrado en la cadena de distribución de algún importante traficante del norte porteño y del sur del Gran Buenos Aires. 
Esa información, en manos del gobierno, sirvió para destrabar el canje: un periodista apto para todo servicio sería la garantía de una justicia “distraída” frente a las contundentes pruebas que involucran a su vástago con alguna línea de origen colombiano que en los últimos meses debe responder por varias muertes. 
Silencio de verdades a cambio de propagación de mentiras. 

El caso de Rial es más “publicable”. 
Enganchado por la AFIP a partir de las denuncias de su despechada ex esposa el conductor de INTRUSOS accedí a prestar sus espacios para la campaña “anti Lanata” a cambio del archivo de las investigaciones fiscales que lo obligaban a pagar más de U$S 2.000.000 que “olvidó” declarar en los últimos ocho años 
Del mismo modo se le aseguró un fallo “amigable” en la disputa que en medio se su divorcio mantiene por la división de bienes que involucran una fuerte cantidad de dinero “negro” que incluye pagos de importantes dirigentes políticos para callar secretos o lavar sus imágenes de acuerdo a las diversas circunstancias. 
Campañas sucias a cambio de divorcios “limpios”. 
Buen negocio para todos…

Fuente: Opinión Veintidós
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