En un momento, se abre y vemos entrar a un señor, morocho, de 50 y tantos años, acompañado de tres o cuatro autoridades uniformadas del Servicio Penitenciario, me doy cuenta de que tienen alto grado por la insignia que llevan sobre los hombros.
Este señor, se dirigió hacia la celda, Nº 4607, la más grande de la parte de abajo, tiene una barra tipo toallero detrás del inodoro, que es para que se agarre la persona, está preparada para un inválido, sin mirar a nadie, sin saludar, lo que no habla muy bien de su educación, se dirigió con la vista hacia adelante caminando hacia esa celda.
Mi compañero y yo nos miramos, le pregunto -quien es ese-, y me contesta Hortel, esta persona es el Jefe del Servicio Penitenciario Federal, es decir de todas la Unidades Penitenciarias Federales del País.-
Habrá estado dentro de la celda no más de 5 minutos y así como ingresó se retiró, escoltado por esas 3 o 4 personas autoridades del Servicio Penitenciario Federal.
Transcurridos unos 20 minutos, entran al pabellón dos guardias vestidos de negro, no es el Uniforme de las personas que trabajan en el Penal, y detrás de ellos un hombre, muy encorvado, tendría casi 90 años, detrás de él, otro grupo de uniformados de negro.
Realmente azorado, pues no había visto en los 4 años que llevo de cautiverio una persona de tanta edad he visto hasta de 85 años, que de hecho aún los hay, pero de esa edad me pareció un despropósito.
Quien es – pregunto-, pobre hombre, que hace acá y me contesta no sé quien, es Jorge, no lo conoces.
Realmente no lo conocía, nunca lo había visto, más allá de la televisión o en algunas revistas, pero eso había sido hacia por lo menos 38 años, así que yo tendría unos 23 años.-
Era el General Jorge Rafael Videla- al que voy a llamar de aquí en más Jorge, como creo que le hubiera gustado que lo llamara.-
Pues acá adentro en el corto tiempo que recorrió el sendero siempre fue uno más de nosotros, los que vivimos en cautiverio.
Lo traían de la Unidad Penitenciaria de Campo de Mayo, allí vivía preso hace muchos años, sepan disculpar la falta de precisión, pero para mí había sido una figura relevante que había ocupado un lugar en la Historia Argentina y nada más.
Hoy sin quererlo, sin imaginármelo, me encontré al lado de Jorge compartiendo el Pabellón.
Como ocurre en todos los casos, con un recién llegado, me levante y lo saludé – hola Señor – yo soy el Dr. Barberis – mucho gusto contestó, desde ese día, cada vez que nos cruzábamos me saludaba con el prefijo Dr.
Enseguida unos compañeros de cautiverio, decidieron en que mesa iba a compartir sus comidas, y sus horas de conversaciones.
Los guardias lo acompañaron hacia la celda , y allí quedó Jorge, alguien le indico cual iba a ser su heladera, y asintió.
Luego ingresó una heladera, era más pequeña que las demás, preguntando, me dijeron que era la heladera de Jorge, que la compartió con todos. Jorge, era una persona sonriente, nunca lo escuche quejarse de algo, compartía con los compañeros de mesa la comida, recuerdo un día lo veo pasar hacia la mesa, era comida que ofrecía Él a toda la mesa, conversaba con todos, hacia la cola sentado en una silla, para esperar el teléfono como cualquiera de nosotros, si alguien le ofrecía su lugar -respondía NO, hable Usted.
Con los meses comprendí que Jorge, no iba a reclamar absolutamente nada por su condición, y me refiero a su edad.
Lavaba los platos de la mesa como lo hacían todos, lo veía secar los platos y los vasos con el mismo esmero que lo hacían los demás, todas las tardes a eso de las 19:30 hs. pasaba de su pieza a la mesa, llevaba en su mano una servilleta, dos platos de plástico y el vaso.
Me saludaba cuando nos cruzábamos, -como está Doctor- Bien le contestaba -y seguía caminando.
Charlaba y se sonreía, su rutina era irse a acostar a eso de las 21:30 hs, pasaba por las mesas, levantaba un poco su mano derecha y saludaba –Hasta mañana señores- .
El primer día de visita, hizo la cola para entrar al salón como todos, no faltaban miradas hacia su persona, yo estuve en una mesa y cerca de mí se sentó con un hombre, alguien me dijo es uno de sus hijos, desde su llegada, respecto a nosotros en principio nada cambio, así pasaron unos meses. Sentado a la derecha de Jorge, estaba Daniel, parece ser que Daniel se encargó de “atenderlo “, conversaba con él y lo acompañaba a todos lados, le brindaba toda la ayuda que Jorge se dejaba brindar, pues como les dije, siempre quiso arreglarse solo, pero Daniel aparentemente lo convencía de ciertas cosas y las hacia él, es que realmente estaba muy anciano, y su cuerpo había sufrido el paso del tiempo como nos pasa a todos nosotros en mayor o menor grado.
Así fue que, (yo todos los días voy a la biblioteca, converso con gente, veo libros, intercambiamos vivencias, creamos trabajos.), un día llego y veo una mesa con porciones de pizza, las personas que están en la biblioteca encargadas, todos presos, suelen comer allí, pero ese día había mas comida que la de costumbre, al rato vino Daniel y delante de él Jorge, como uno más se presentó y los de la biblioteca le ofrecieron pizza, la que acepto gustosamente y nos pusimos a conversar, nada de su causa ni nada de nuestro cautiverio, solo de lugares en los que había estado, lo cargábamos y se reía. En un momento le digo,
-señor yo a Usted lo conozco,- todos se rieron y el también-, pero lo conozco de un lugar donde Usted no se imagina, le comenté
-¿a si? – me contestó
- si-Usted vivió en Hurlingham ¿no-?
-Si me contestó sorprendido
-cuando era Capitán, y trabajaba en el Colegio Militar ¿no?
-Si, me contesto sorprendido
-bueno en Hurlingham fue una persona muy apreciada- Usted tomaba el tren San Martín todas las mañanas para ir al colegio ¿no?
–si me contestó- yo viví en Hurlingham 14 años- pero mire Usted donde nos venimos a encontrar -
nos reímos y siguió la conversación.
Al poco tiempo todo cambió- para Él- lo sacaban a las 4 de la mañana para llevarlo a juicio- y regresaba a las 7 u 8 de la noche- cuando le preguntábamos como le fue?, siempre con una sonrisa en los labios contestaba – bien-bien- gracias, esto se repitió de manera constante hasta su ida. –
Un día en la puerta del pabellón pusieron un escritorio y allí se instalaron los guardias que conocíamos y vinieron uno o dos guardias de los que visten de negro, dijeron que Jorge había sido amenazado de muerte.-
Mi opinión es que esa amenaza nunca existió- pero allí estaban los guardias – lo seguían a todas partes, - le prohibieron ir a la biblioteca- a la que había concurrido solo dos veces, siempre acompañado por Daniel que entiendo era quien le insistía para que saliera.
Un día durante la visita, no lo vi y pregunté- che y Jorge,- me contestaron no recibe más visita con nosotros lo pusieron solo en otro lugar.-
Así a Jorge lo fueron aislando del resto, ya no podía compartir nada más que la comida, cuando salía de su celda- y allí estaba el guardia siguiéndolo-
Al poco tiempo, una tarde salgo de mi celda y veo las cosas de Jorge fuera de la pieza, lo estaban sacando de esa celda, la más cómoda y lo pusieron en una celda como la de nosotros en otro lugar, cuando pregunté qué pasaba que sacaban al compañero de allí, me contestaron que para seguridad lo tenían que cambiar de celda periódicamente- realmente desconozco los peligros que podría vivir- nunca lo vi sentirse mal por el trato, nunca se lo maltrató, después de todo era una persona mayor, que como nosotros nunca tendría que haber estado en este lugar- sin embargo estaba e intentaba hacer lo que todos hacíamos.
Me dio la impresión que era una suerte de persecución, más que de seguridad, la que le estaban haciendo, no sé si lo atendía el médico, esto porque lo sacaban en silla de ruedas y con un custodio al lado y se lo llevaban.-Hace poco, vino un médico al pabellón, se sentó en una silla al lado de él que estaba frente a su mesa, y conversó, como quince minutos, le dio la mano y se fue, eso es todo lo que pude ver respecto a su cuidado de la salud. Jorge por lo menos una vez por semana era sacado a las cuatro de la mañana a comparendo y regresaba a las 19 hs, desconozco como lo llevaban, por su edad y su estado, puedo inferir que era en ambulancia, pero realmente nunca le pregunté, todos respetábamos su privacidad.
Cálculo que sería el 14 o 15 de Mayo, yo estaba en la biblioteca, por lo que serían las 16:00 hs. entró un compañero a buscar libros y nos comentó, vieron- ¿que?- le preguntamos- Jorge se cayó en el baño – ¿le pasó algo? pregunté- No creo que no- lo tuvieron que ayudar a levantarse-
Ese hombre no puede estar acá- comenté – que carajo está pasando. –
Nadie dijo nada- y todo quedó ahí.-
El 16 de mayo siendo las 17:00 Hs. estábamos en la puerta del Pabellón, yo había ido a pedir permiso para ir a computación, estaba otro compañero y dos o tres guardias, cuando vemos que llega una doctora, era la Dra. Suarez Nasso, creo que se escribe así, todos la conocemos porque es la única que siempre anda vestida con pantalón y chaquetilla roja. Mientras charlábamos, la Dra. Ingresó al Pabellón y al rato salió, ella adelante, nos saludó, detrás de ella iba Jorge sentado en la silla de ruedas y lo llevaba un guardia y otro de los vestidos de negro lo acompañaba, cuando lo vi salir tenía el codo derecho apoyado en el pasamanos de la silla y con la mano se sostenía la cabeza, lo vi muy pálido, y me llamó la atención que no nos saludó, pues siempre lo hacía aún cuando lo trasladaran en la silla.
Me contaron que regresó a las 19:00 hs. no sé donde lo llevaron, unos dicen al Hospital del Penal, esa noche no lo vi, después me comentó Daniel que se había ido a acostar temprano creo que antes había hablado por teléfono.
El mismo 16 de mayo, mientras cenaba, se arrimó un compañero y me dijo que el 17 de mayo era el día de la armada que a las 10:00 hs. iban a convidar medias lunas y se iban a decir unas palabras que estaba invitado.
A Jorge no lo vi nunca más, la última vez fue el, 16 de mayo de 2013 a las 17:00 hs.
El día 17 de mayo, me levante y me preparé para salir a comer medialunas, dentro de la celda no se escuchaba ningún tipo de conversación de afuera, como es costumbre a esa hora, tampoco movimiento de compañeros en el pabellón, como todos los días.
Salí y no había nada, solo en las mesas unos platos con unas medialunas, pregunto, ¿que pasa?- me contesta un compañero- Falleció Jorge-
¿Cómo? -Si falleció esta mañana- quedé realmente azorado- mal-
Pregunto,¿donde lo llevaron?,- a ningún lado me contesta el compañero- donde está –en la celda - miró hacia esta, que queda en frente a la mía y había dos guardias en la puerta, estaba cerrada. Pasa un guardia, y le pregunto, -Señor es cierto que el cadáver de Jorge está dentro de la celda. - si –me contesta- ¿ Y qué piensan hacer.?.- Nada, esperar- Dios mío le respondo y me retiro. Así pasamos la mañana, todos en silencio. Cerraron la puerta de la entrada al Pabellón y nadie podía salir- en la televisión- anunciaban la muerte de Jorge a las 8:30 de la mañana, pusieron sillas sobre los teléfonos, tampoco podíamos hablar con nadie.- A eso del mediodía llegó el jefe de Módulo, por supuesto lo increpamos, Daniel y otro compañero le preguntaron, qué Juez había ordenado incomunicarnos, no contestó nada y se retiró, al rato, vino un guardia y nos dijo que ya estaba abierta la puerta y habilitados los teléfonos. Aproximadamente a las 16:00 hs. vinieron dos guardias y nos dijeron, que teníamos que meternos todos en las piezas, que había venido un Juez y la Policía Científica de la Policía Federal a retirar el cadáver.- -Nos opusimos y preguntamos -porque- nos contestaron que los que venían - tenían miedo que les hiciéramos algo- un absurdo total.
Nos volvieron a decir- se tienen que meter en las celdas o se quedan en el patio – pero no pueden quedarse en el pabellón.-
Entendí que lo que no querían era que viéramos lo que se hacía, y así fue, nos metimos en las celdas, escuche ruidos, y movimientos en la pieza de Jorge. –Luego silencio-
Así se fue Jorge, un hombre, que pasó quizás más de 30 años preso del que supe cuando vivía en Hurlingham y era capitán, y que el destino lo trajo a sus 86 y tantos años a la cárcel donde estoy en cautiverio.
La historia de vida de Jorge, no la conozco, solo algunas cosas públicas, como las que viví en el mundial del 78.-
Creo que Jorge, no murió de muerte natural, quizás y solo quizás, si el 16 de mayo de 2013 a las 17:00 hs. hubiera sido trasladado a un hospital de alta complejidad,(Hospital Militar) se hubiera podido dar vuelta esta historia.
En la cárcel nadie lo atendió, ni médico, ni autoridades, murió solo, con una dignidad de la que pocos pueden gozar.
¿Que se pudo hacer para que estos hechos no ocurrieran?, NO LO SE, no soy médico.-
PERO SI SE QUE JORGE Y NINGUNO DE NOSOTROS NUNCA TENDRIA QUE HABER SIDO TRAIDO A ESTE LUGAR.-
¿Cual fue el diagnostico, que consta en su certificado de defunción?, es materia de otros momentos, mi historia del sendero finaliza aquí.
Jorge falleció dentro de su celda ya anciano. Luego de pasar más de 30 años preso y 11 meses aquí, en este el sendero. Hoy en la puerta de su celda, corona nuestro recuerdo y nuestro respeto hacia el compañero fallecido, una bandera argentina con un crespón negro, y un papel en el que se lee: “Aquí dejaron morir a un Preso Político, ex Presidente, que murió con dignidad y pobre (casi igual que el actual gobierno).
Sólo quieren venganza, y el odio los carcome; por ello tergiversan la verdad y la historia.”
Firma Un Preso Político más.
Dedico esta historia a la Familia de Jorge, que sepan que Jorge falleció como un hombre y con la dignidad que debe tener todo ser humano.-
A todas las familias de los más de 200 hombres fallecidos en cautiverio, dentro de las cárceles o presos en sus domicilios, a todos los compañeros del país que estamos recorriendo este sendero.-
4 comentarios:
Que pena que lo que me enseñaron de la historia recientemente de mi país sea mentira o bien se haya omitido varias cosas.Gracias a dios hoy existe internet.
Que pena que lo que me enseñaron de historia recientemente de mi país sea mentira o bien haya sido omitida varias cuestiones.Gracias a dios hoy existe internet.
Que pena que lo que me enseñaron de historia recientemente de mi país sea mentira o bien haya sido omitida varias cuestiones.Gracias a dios hoy existe internet.
JORGE RAFAEL VIDELA que falta nos hace general dios lo tenga en la gloria,y perdonelos ninguno de estos crapulas aprendio nada de usted son todos parasitos del gobierno de turno,algun dia volveremos a salvar a la patria aunque despues nos paguen con una patada en el culo.
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