De pecados y pecadores
Quebrantar los votos de celibato es un grave pecado de los sacerdotes. Han hecho un voto y quebrantarlo ofenden a Dios. A un Dios todo misericordioso que como Buen Pastor, busca a la oveja descarriada con toda la mejor predisposición para perdonar. Es un pecado que solo cometen los que han hecho el voto de castidad, lo que no constituye delito por si solo.
Las personas que accede a tener relaciones sexuales con quienes han hecho voto de castidad, cometen el pecado de adulterio, pero no un delito penado por las leyes civiles.
Mas aún, nuestra Constitución Nacional señala en su artículo 19, que: Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Monseñor Fernando Bargalló, reconoció que ha quebrantado su voto de castidad. Ha pedido perdón y Dios juzgará su conducta. Y nadie se puede ofender porque una pareja en ropa apropiada disfrute de las aguas de una playa, y mucho menos, después de ver las imágenes pornográficas que nos muestra la televisión todos los días en distintos horarios.
Pero nadie resiste un archivo, y alguien encontró esa foto tomada hace más de un año. Entonces, resulta conveniente publicarla y difundir el pecado de Fernando Bargalló . ¿Por qué?
Durante el conflicto con el campo, en el 2008, la Presidente había pedido a los ruralistas que fueran solidarios porque "la avaricia es el peor de los pecados que condena Dios". Consultado por radio Mitre, Bargalló aceptó que "la avaricia es un pecado grave porque nos desentiende de la realidad sufriente de los demás y, sobre todo, nos hace acumular bienes inútilmente porque nada de eso nos podremos llevar a la vida eterna". Sin embargo, dijo que la soberbia "es más grave, el más grave, el primer pecado capital porque es el que más nos encierra en nosotros mismos y nos aleja de Dios y del prójimo". -¿La presidenta peca de soberbia?-, se le preguntó. -Creo que sí, como todos...Ahora... ¿en qué grado? no me toca a mi juzgarlo.
Ésta y otras declaraciones críticas al gobierno, hechas por Monseñor Fernando Bargalló fueron suficientes para que los servicios del Estado, que pagamos los argentinos con nuestros impuestos, se pusieran a buscar elementos para descalificar a Bergalló.
Fernando Armindo Lugo Méndez, que fuera consagrado obispo el 17 de abril de 1994, era considerado un representante de la iglesia progresista paraguaya. En los tiempos que corren, pareciera que el título de “pro”, es suficiente para que se minimicen ciertos “pecadillos”.
Fernando Armindo Lugo Méndez, también quebrantó sus votos de castidad. Además lo hizo repetidas veces con distintas mujeres, incluso con algunas, demasiado jóvenes, a las que dejó embarazadas. A la primera mujer conocida a la que embarazó, Viviana Carrillo, la madre de Guillermo, la sedujo cuando ésta tenía 16 años. A la segunda, Benigna Leguizamón, a los 17.
Los enemigos de la Iglesia Católica, “los defensores de los derechos humanos”, el marxismo, no cesan de a atacarla. Sólo ponderan a los sacerdotes que son sus aliados. En este caso, Fernando Armindo Lugo Méndez, no recibe ninguna crítica de quienes dicen luchar por el derecho a la identidad, ni de grupos feministas. No les importa que haya roto su voto de castidad ni que les negara la identidad a los hijos frutos de esas relaciones. Por el contrario, habiendo sido sometido a un juicio político y destituido por una abrumadora mayoría de sus legisladores, se lo defiende acusando a los representantes del pueblo de “golpistas”.
¿Quién ha cometido pecado mas graves?
¿Quién merece una condena más severa de la sociedad?
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