Memoria corta la de Rodol “Fito” Páez. Fue amigo, compañero de salidas y cliente de dos asesinos seriales y dialers de los bajos fondos rosarinos. Los hermanos Di Giusti (Carlos Manuel, también agente de la policía rosarina).
Los tipos le vendían sustancias y al ser conocido le fiaban. Claro, le dijeron que sus garantes sino pagaba era sus seres mas queridos: Delia Zulma Rodríguez viuda de Páez y Josefa Páez, abuela y tia abuela del joven músico.
Son los códigos del mundo del narco. A quien conocen le pueden vender a crédito mientras sus seres amados estén ubicables, ellos son las garantías del pago cierto.
Esa costumbre de Rodolfo Páez de querer vivir siempre en las nubes y no ver el mundo mas allá de su ombligo, lo llevó a transar con dos tipos ultraviolentos que solo él lo ignoró.
La cuenta se había hecho algo gruesa en aquel 1986, y Fito jugaba con esa supuesta candidez de tipo que vive en el limbo siempre.
El 7 de noviembre de 1986 los hermanos Di Guisti habían advertido a Fito que no tenía mas crédito. El músico pareció no escuchar la advertencia en boca de sus psicópatas amigos del colegio.
Y ese día de noviembre los hermanitos entraron a la casa de Balcarce 861 de rosario, y como émulos del clan Mason asesinaron brutalmente a las dos ancianas. Ya Fito no pagaría la cuenta, pero los sádicos dejaron su huella en la vida de todo Rosario.
Uno de los polis que lo interrogó a Fito le sacó la data de quienes eran los asesinos y los detuvo pronto. Para guarecerse de una posible venganza, Fito dijo que le pusieron marihuana en sus bolsillos (algo muy probable, los polis hacen eso y mas…) y los acusó de alguna otra violencia contra su intimidad.
Ellos le respondieron con una llamada telefónica: “Vos entregaste a tu tia y tu abuela por una deuda de falopa, nosotros pusimos presos a tus amigos-asesinos” (no es textual pero se aproxima a los términos de la conversación según contó Fito a otros periodistas rosarinos).
Pasó el tiempo y con el mismo desparpajo de entonces, pero ya grande –lo que no significa maduro-, Fito Páez arremetió contra el electorado porteño con la misma impronta algo estúpida con la que dejó morir hace un cuarto de siglo a sus seres amados.
Igual que entonces, todo lo hace por unos billetes.
Será que estos testimonios se perderán en el olvido, y el Nunca mas será “ Cuanto más” Hay …
Nada es lo que parece bajo el sol.
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