"Escribo a raíz de una nota donde exponen los ‘beneficios’ del plan de desarme voluntario de la población recientemente reactivado en su ciudad. Tristemente, vuestra opinión es la generalmente aceptada entre la población neófita en el tema. Soy instructor de tiro y practico el deporte desde hace más de 20 años. Cuando un ciudadano honesto se desarma, no contribuye en nada a la seguridad pública. Son las armas de los delincuentes las que ponen en peligro a la sociedad. Cuando alguien reclama que otro se desarme, mi impresión es que, como las ovejas, no puede diferenciar entre el lobo y el perro ovejero. Según el FBI Crime Report (EEUU) los índices de delitos bajaron en cada estado donde se le permite a sus ciudadanos honestos portar armas (con ciertos requisitos de entrenamiento, obvio). La policía sólo puede defendernos en muy contadas ocasiones, en general llega para llevar a las víctimas al hospital o a la morgue, no seamos ingenuos. El derecho a la defensa propia es inalienable, y nadie, sobre todo un estado incompetente, debería tratar de quitarle ese derecho a la parte honesta de la ciudadanía.”
Por Pablo Molo
Fuente: El Día
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