En
el ámbito del Congreso de la Nación, por resoluciones firmadas por Gabriela
Michetti y Emilio Monzó los legisladores nacionales tuvieron un jugoso
incremento del 70% en sus dietas, con lo cual pasaron de los actuales $62.000 a
los $106.000. Y no es todo, sumando los incrementos por otros conceptos, la
cifra trepa a los $142.000.
Ningún
empleador, por muy generoso que sea, va a pagar a sus empleados, más de lo que
él mismo gana. Pero nosotros, los ciudadanos, a nuestros empleados, les
permitimos que se fijen ellos mismos los sueldos. Así, gobernantes,
legisladores y funcionarios políticos, ganan fortunas en sueldos, (sin contar
el “me llevo”) mientras el pueblo padece toda clase de penurias, siendo la más
grave, la inseguridad. Y por no vivenciar esas penurias, nunca sabrán cómo
solucionarlas. A nosotros, a los ciudadanos argentinos, al común de la gente,
se nos ha convertido en “el pato de la boda”. Siempre terminamos pagando las
consecuencias de la incapacidad y la corrupción de la clase dirigente. Esa
clase dirigente que en estas casi tres décadas de democracia se ha enriquecido
exponencialmente, mientras que de manera inversamente proporcional nos
empobrecíamos los ciudadanos.
Los daños y su secuela de perjuicios causados por la privatización de la Dipos en Santa Fe, los pagamos los ciudadanos. El perjuicio económico causado por el intento de privatización de la EPE Santa Fe, lo pagamos los ciudadanos, al igual que la privatización del Banco de Santa Fe.
Todo esto, sin contar con los “ñoquis” que tenemos y que no podemos comer.
La privatización y re
estatización de Aerolíneas Argentinas al igual que YPF, la inútil pista de
Aniyaco, el proyecto del tren bala, o el del puente Buenos Aires - Colonia,
causaron perjuicios económicos que paga siempre el ciudadano común. Los daños y su secuela de perjuicios causados por la privatización de la Dipos en Santa Fe, los pagamos los ciudadanos. El perjuicio económico causado por el intento de privatización de la EPE Santa Fe, lo pagamos los ciudadanos, al igual que la privatización del Banco de Santa Fe.
Todo esto, sin contar con los “ñoquis” que tenemos y que no podemos comer.
La compra de las motos niveladoras chinas de Obeid a Lázaro Báez, o de los dos trenes de Santa Fe, que no funcionaron ni diez días, pero chocaron un andén, un peatón y un auto, fueron gastos inútiles que se pagaron con los dineros de los contribuyentes. Y todos esos gastos fueron causados por negligencia o por negociados de funcionarios públicos corruptos que siempre quedaron impunes. A ellos nadie les “pide cárcel común”, por el contrario, jueces venales los encubren dejando prescribir las causas que les llegan.
Acabamos de “disfrutar”
de una década ganada gracias a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, que
contaron con el apoyo de toda la izquierda revolucionaria de los otrora jóvenes
idealistas; y tiramos todo por la borda al no permitir que Daniel Scioli ganara
las elecciones. Durante la década ganada le iba tan bien al país, que se
pudieron regalar millonarias pensiones, subsidios e indemnizaciones a jóvenes
idealistas que se dedicaron a robar, secuestrar, torturar, asesinar y cometer
toda clase de atentados terroristas.
Cómo pudimos
ser tan estúpidos. Nos perdimos de disfrutar las mieles del paraíso, paraíso que
hoy disfrutan los santacruceños, gracias a “más de dos décadas ganadas”. Y
ellos van por más, bajo el gobierno de Alicia Kirchner.
Tampoco
tuvimos la suerte de los formoseños, cuyo gobernador, Gildo Insfran, va por su
sexto mandato consecutivo, llevando a su provincia a tal grado de riqueza que
se da el lujo de regalar jubilaciones y pensiones a ciudadanos paraguayos
residentes en la vecina república.
Pero todavía
los políticos se enojan con quienes cada tanto, iban a golpear los cuarteles.
El General
San Martín, en una de sus cartas escribía “Prefiero un gobierno que los
demagogos llamen tirano, pero que me prive de los bienes que me brinda la
actual libertad”.
Yo comparto su opinión.
Orlando Agustín Gauna Bracamonte
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