En la fecha patria, asumió como presidente electo, el Dr. Héctor J. Cámpora, quien renuncia y por aplicación de la Ley de acefalía, es sucedido por Raúl Lastiri, y en nuevos comicios es electo el Gral. Juan D. Perón. Tras su deceso, es sucedido por su esposa María Isabel Martínez, hasta el golpe de Estado.
Durante ese período constitucional, las organizaciones terroristas, asesinaron solo en la Ciudad de Santa Fe:
El 3 de octubre de 1974 a Juan Mario Russo, peronista, dirigente del gremio de la madera.
El 7 de noviembre de 1974 al Mayor del Ejército Argentino, Néstor López.
El 11 de octubre de 1974 al Teniente 1º del Ejército Argentino, Juan Carlos Gambandé.
El 14 de febrero de 1975, a Hipólito Acuña, Diputado Nacional peronista del gremio de la alimentación.
El 10 de junio de 1975, a Juan Enrique Pelayes, peronista del gremio bancario.
Pero en el resto del país, las organizaciones armadas, Montoneros, EPR, etc., de las que muchos de sus dirigentes habían sido amnistiados el mismo día que asumió la Presidencia el Dr. Cámpora, continuaron con su saga de robos, secuestros, asesinatos y atentados terroristas.
A los pocos días de haber sido electo el Gral. Perón, Presidente de la Nación, Montoneros asesinó al Secretario General de la CGT, José Rucci.
El 19 de enero de 1974 el ERP asalta la Guarnición Militar de Azul, donde asesinan a un soldado conscripto, al Jefe de la Guarnición y a su esposa; y secuestran al Segundo Jefe, al que asesinan tras un año de cautiverio en condiciones infrahumanas.
El Gral. Perón tras este hecho expresó: “El aniquilar cuanto antes este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que anhelamos una patria justa, libre y soberana” Y más tarde agregaba: "el reducido número de psicópatas que van quedando sea exterminado uno a uno para el bien de la República".
Los grupos terroristas entre 1969 y 1979, como producto de 4380 atentados, causaron la muerte de 1.094 personas y heridas a otras 2368 personas.
A fines de 1975 la clase política ya manifestaba su impotencia ante la ola criminal desatada por la guerrilla y a viva voz reclamaba la intervención militar, primero en Tucumán y luego en el resto del país.
El 24 de marzo, se produce el tan esperado golpe militar que, en enfrentamientos o procedimientos líticos, y en otros casos, con métodos non sanctum, puso fin a la asonada de violencia terrorista que, pese a todo, realizó su última intentona, el 23 de enero de 1989, siendo derrotadas a sangre y fuego por las instituciones armadas de la democracia.
¿Cuál hubiera sido el destino de nuestro país, de no haberse producido ese golpe de Estado?
Orlando Agustín Gauna Bracamonte
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