Esta vez las víctimas que fueron arrojadas a los leones son dos policías del Norte santafesino.
Ellos son Juan Antonio Mulasano y Omar Rubén Nose.
Me presenté acompañado por el compatriota Rubén Salas para demostrarle a las fieras que no les tememos y a la vez expresarle nuestra solidaridad a las víctimas de este nuevo Circo judicial.
Al ingresar al Tribunal, quise saludar a la madre de la guerrillera muerta Nilda Elías, Otilia Acuña, quién a pesar de su edad y sus achaques es llevada a estas funciones circenses con su pañuelo blanco como un amuleto. Dos simpatizantes de los terroristas trataron de impedir mi saludo y cuando aclaré que sólo quería saludarla porque la conocía desde hace más de 40 años.
Está pobre anciana dijo no conocerme.
Su edad, su poca vista o a lo mejor la vergüenza de que sus amistades la vieran saludando a un “facho” que conoce mucho de su vida privada, puede que la llevaran a decir que no me conocía.
Ella me conoce muy bien a mí. Y mas aún al Gordo Bassaga cuando en aquellos años trabajamos en la comisaría de Santa Rosa de Lima. Ella vivía y todavía vive a la vuelta de la Comisaria de ese barrio.
También nosotros la conocemos demasiado bien a ella y a su hija. Sabemos muy bien cómo murió su hija enfrentando a las fuerzas gubernamentales con armas de fuego y granada.
Nilda Elías prefirió morir matando antes que entregarse.
Por suerte y a pesar de haber disparado y arrojado una granada contra las fuerzas del orden, no alcanzó a lesionar a ninguno.
Pero el Gran Curro de los Derechos Humanos la lleva a ella a decir que su hija fue asesinada.
Habiéndola conocido tanto, y viendo que vive en la misma precaria vivienda, en humildes condiciones, debo suponer que ella también fue víctima del curro de los derechos humanos, que no recibió lo que por las leyes Kirchneristas le debería haber correspondido. Buena parte de ese dinero se debe haber perdido en el camino.
Finalmente decidimos no ingresar a la sala de audiencias por no tener nada que nos identifique como amigos de las víctimas y no conocernos recíprocamente.
Si no fuera tan creyente diría que fue casualidad o suerte. Pero como, católico soy demasiado creyente. Antes de dirigirme al tribunal oral pase por la iglesia de Nuestra Señora del Carmen y entré a hablar con el Cristo Vivo que estaba esperando en el Sagrario. Cómo es mi costumbre le pedí que me permita ir descubriendo en mi vida Su Santa Voluntad y me dé las fuerzas necesarias para cumplir la.
Con la fortaleza que me brinda el Espíritu Santo fui al tribunal oral con mi amigo Javier y habiendo decidido no ingresar a la audiencia, nos dirigimos a realizar otras diligencias.
En un momento dado volvemos a pasar frente al tribunal y veo a un abogado defensor y con su mediación pudimos conocer y saludar a los imputados a quienes les hicimos llegar nuestra solidaridad.
El Circo continúa por varias funciones más pero las víctimas de este curro de los Derechos Humanos saben que no están solas, los acompañamos permanentemente Y qué vamos a seguir bregando por su merecida libertad.
Párrafo aparte merece la presencia de tanta gente carente de obligaciones laborales que representando a amsafé, a la CTA y a ATE, se encontraban presentes en el lugar apoyando a los secuaces de los terroristas de antaño.
Los dineros de los afiliados y del Estado se malgastan en trasladar a estos parásitos que negocian la sangre derramada, con el curro de los derechos humanos.
Orlando Agustín Gauna
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