A Diego Martín Poretti lo conocí hace unos 3 años. Era
demasiado joven y no podía tener experiencia para el cargo que ocupaba. En la
gestión del Intendente Mario Barletta era subsecretario de Prevención y
Seguridad de la Municipalidad de Santa Fe, y como tal visitó el Barrio El Pozo de
Santa Fe invitado por dirigentes del Partido Comunista a dar una charla sobre
violencia e inseguridad.
Entre otras incoherencias, manifestó que los vecinos
debíamos denunciarnos entre nosotros. Esto es generar violencia: Si denuncio al
vecino que saca la basura fuera de hora, o que hace ruidos molestos, voy a
causar su enojo, podría querer trompearme, yo en mi defensa le pegaría una
puñalada y él en venganza me pegaría un tiro. A la violencia cotidiana le
sumamos otros hechos de violencia porque el Estado no cumple con sus
obligaciones de controlar y prevenir. Así se lo manifesté públicamente y sin
salida, cambió el tema de su charla para otros carriles.
La Ciudad siguió acumulando homicidios, robos y hechos de
violencia. Pasó en su cargo sin pena ni gloria.
Aún así, con el cambio de autoridades, fue ascendido a subsecretario
de Coordinación Operativa del Ministerio de Seguridad. Desde ese cargo aseguró
que a mediados de marzo de este año, iba a estar implementado en la Ciudad de
Rafaela el Sistema 911. El sistema en Rafaela, comenzó a funcionar en el mes de
abril pero como es propio de gente improvisada en funciones de seguridad, fue
peor el remedio que la enfermedad. El vetusto 101 de emergencia policial era
atendido por un empleado local, conocedor de la ciudad, que ante un llamado,
enviaba un móvil al lugar requerido. Ahora, el vecino de Rafaela, ante una
emergencia, llama al 911, donde lo atiende un operador desde la Ciudad de Santa
Fe, quien no conocería adecuadamente la ciudad de Rafaela. Por ejemplo, alguien
avisa de una emergencia en calle Podio al 2700. El operador lo comunica vía
informática a la Central de Rafaela. Desde Rafaela le preguntarán si es
Bartolomé Podio o C. Podio y si desde Santa Fe no precisan de cual Podio se
trata, se deben enviar móviles a los dos lugares o ir a uno de los dos
confiando en la buena suerte, para que sea ese y no que se llegue demasiado
tarde al segundo lugar. Es obvio que la Coordinación Operativa del Ministerio
de Seguridad no tiene capacidad de coordinación operativa. Pero si se “cae el
sistema”, cosa que ocurre a menudo, el operador santafesino tiene que
comunicarse telefónicamente con Rafaela, para retransmitirle la emergencia, con
la consiguiente demora.
Pero la incapacidad de Diego Poretti va más allá.
El 14 de febrero, Diego Martín Poretti “vio tomando café en el bar de un supermercado,
en Colastiné Norte" a Mario José Facino, quien cumple prisión
domiciliaria imputado de delitos de lesa humanidad. Pudo apreciar sus
características fisonómicas y además precisar que estaba tomando café y no otra
bebida. Y en vez de proceder como funcionario público, o llamar a la policía
para que lo detuviera; o comunicarse con su superior jerárquico, el Ministro de
Seguridad Leandro Corti, llamó al Secretario de Derechos Humanos del Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos, Horacio Coutaz.
Coutaz, llamó telefónicamente a Santiago Pesce, un novel
empleado de ese Ministerio de quien conoce su teléfono y domicilio, próximo al
supermercado donde estaba “tomando café Mario Facino”. Le ordena que a pesar de
no ser su horario de trabajo, acuda al lugar en cuestión a reforzar el
testimonio contra Facino. Pesce acata la orden y verifica que era Facino
y que "se había ido del supermercado a bordo de un auto Megane, dominio
FVY185, por las calles del
barrio, sin utilizar la ruta 1".
A partir del dato del Sub secretario de Coordinación
Operativa del Ministerio de Seguridad, Diego Martín Poretti, se distrajo el
personal afectado a la seguridad cotidiana de los vecinos, para abocarse a la
tarea de quitar a Mario Facino, el beneficio de prisión domiciliaria y procurar
el envío a una cárcel común.
Urgente comunicación a los medios para que envíen
periodistas y fotógrafos. Que el propio Jefe de Policía vaya al domicilio de
Facino a constatar su violación a la prisión domiciliaria. Que se monte una
vigilancia en el supermercado hasta el día siguiente para que nadie toque las
cámaras que tienen que haber captado a Facino tomando café.
Gracias a Diego Martín Poletti, lo único que se logró fue
que los vecinos de Rincón estuvieran una semana sin parar de reírse de
semejante payasada. Todos saben que Facino no tiene auto y saben que nunca sale
de su domicilio sin custodia policial, debido a su condición de detenido.
El ineficaz Diego Martín Poletti y el novel empleado
Santiago Pesce se confundieron.(¿o mintieron?) La persona en cuestión no era Mario José
Facino.
Ahora Diego Martín Poletti se dedica junto con su Ministro,
a Coordinar que colectivos especiales trasladen a los barras brava a los
estadios. Nunca se había enterado que estos barras molestaban al pasaje y a los
choferes y que viajaban sobre los techos de los colectivos. Si lo sabía, nunca
antes había hecho nada.
Hoy cantó ¡¡¡BINGO!!! Gracias a otro inepto para el cargo,
como es el Ministro de Seguridad Leandro Corti y a su incapacidad como subsecretario
de Coordinación Operativa del Ministerio de Seguridad, el peligroso y
pervertido delincuente Juan Manuel Martínez, en vez de ser alojado en una
cárcel en su condición de detenido por robo y abuso sexual con acceso carnal,
se lo alojó en una Seccional Policial, donde no hay ni personal suficiente ni
capacitado para la custodia permanente de detenidos.
Como de costumbre, estos inútiles, descargarán su responsabilidad
sobre el personal policial de guardia y no sobre el funcionario que ordenó su
alojamiento en un lugar inadecuado.
Con estos irresponsables
responsables de brindar seguridad a
los santafesinos,
es necesario armarnos
para proteger nuestras vidas
y nuestros
bienes.
Orlando Agustín Gauna
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