Fue asaltada y abusada…

...Pero no fue manchada 

Una joven santafesina que atendía un comercio de venta de ropa, fue asaltada y abusada. 

Una “basura” se le echó encima, pero no pudo ensuciarla. 
Ella sigue tan  impoluta e inmaculada  como antes del suceso. 
Esa “basura” solo sirvió para ensuciar aún más a nuestra clase política. Una clase política que ocupa cargos con total falta de idoneidad y que con su incapacidad no ha sabido implementar políticas sociales y económicas para que vayan destruyendo poco a poco, esa fábrica de delincuentes que es la exclusión social. Por el contrario. Cada día aumenta la exclusión social y la pobreza. 
Una clase política que se dedicó a brindar “garantías” a los delincuentes, pero que fue incapaz de implementar políticas de seguridad que quiten el miedo a los ciudadanos. 

Esa “basura” solo sirvió para ensuciar aún más a nuestro poder judicial. Un poder judicial que permite que una lacra como Juan Manuel Martínez transite impunemente junto a honestos ciudadanos. 
Esa “basura” solo sirvió para ensuciar aún más a nuestros dirigentes gremiales. Dirigentes gremiales que fueron incapaces de movilizarse junto a familiares, amigos y conciudadanos de la víctima. Víctima que es una trabajadora. Víctima que es una empleada de comercio. 

Este viernes 20 de abril, el PUEBLO santafesino estuvo sólo. En ese espacio frente a la casa de Gobierno, no tenían cabida los violentos. No había trapos rojos ni pañuelos blancos. Tampoco había uniformes. Eran ciudadanos que se manifestaban pacíficamente, no para mendigar justicia. Se manifestaban para exigir JUSTICIA. Se manifestaban en silencio. Silencio que solo fue interrumpido cuando tras un cerrado aplauso, a viva voz, se exigió JUSTICIA. 

La víctima sigue impoluta, inmaculada. 

Esa “basura” llamada Juan Manuel Martínez, solo sirve para ensuciar aún más a los que por acción u omisión le brindaron “garantías constitucionales” para que permaneciera libre, pero que no brindan las garantías constitucionales a los ciudadanos que trabajan y estudian. 

Que Dios y la Patria se lo demanden. 

El PUEBLO ya los está demandando. 

 Orlando Agustín Gauna