Mientras tanto, usted que es joven, rica y hotelera, descansará atrincherada en el Calafate (lugar que el occiso compró a precio vil), protegida por sus millones. Allí se podrá dedicar a ver crecer las margaritas, que seguramente llevará al mausoleo napoleónico de su marido, siempre y cuando no se encuentre en el camino con Miriam Quiroga ¿Qué nos podrá contar la despechada? Al parecer la fidelidad tampoco se encontraba entre las escasas virtudes de su cónyuge.
Haga Patria querida, váyase al Calafate... y deje algo del país en pie.
Por Omar López Mato
Fuente: Notiar
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