
Despojada de mohines teatrales y cualquier atisbo de soberbia, Rousseff ha dejado en claro desde su discurso al asumir la presidencia que su mayor preocupación como gobernante es terminar con la miseria de su país e intentar sacar de la extrema pobreza a quince millones de compatriotas, pero, al mismo tiempo, evitar que los que ya salieron de ella durante la gestión de su predecesor vuelvan a caer.
Sólo este hecho establece la gran diferencia con el populista partido gobernante en Argentina, cuya razón de ser son, precisamente, los pobres.
Por Raquel E. Consigli y Horacio Martínez Paz
Fuente: La Argentina que yo quiero
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