Los argentinos, con esa devoción religiosa y política que nos caracteriza, rayana con el fanatismo, exhibimos en las paredes de nuestras casas, imágenes religiosas y de líderes políticos.
De los dirigentes políticos, antaño, eran imágenes de Hipólito Irigoyen. Años después, en millones de hogares se exhibían retratos de Juan Perón y de Evita. Luego aparecieron retratos de Alfonsín, Carlos Menem con sus frondosas patillas. En algunas casas, las menos, se llegó a colgar en sus paredes, un retrato de Fernando de la Rua.
Todos ellos en mayor o menor medida, tuvieron sus devotos seguidores, que orgullosos exhibían el retrato de su líder en la pared de su casa.
Pero, ¿alguien vio un retrato de los Kirchner en una casa de familia?Acaso este matrimonio solo supo despertar desprecio. No logran tener devotos seguidores. Quienes se encolumnan detrás de ellos, solo persiguen alcanzar los dineros que brotan de sus billeteras y cambiarán inmediatamente su rumbo cuando adviertan otra billetera mas gorda.
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