miércoles, 18 de septiembre de 2019

Ahora es demasiado tarde...



En la Ciudad de Santa Fe, una nueva vida se ha cobrado la inseguridad nuestra de cada día. 

Hoy el nombre sorteado por la delincuencia ha sido JULIO CABAL; asesinado cuando atendía el comercio familiar.

Gracias a las políticas de derechos humanos (para los delincuentes), Santa Fe se ha convertido en la provincia con la mas elevada tasa de homicidios. El Departamento La Capital en su momento llegó a arañar la tasa de 30 homicidios cada 100.000 habitantes. 

Entonces ante el dolor y la indignación que provoca cada muerte a manos de la delincuencia, se alzan voces reclamando JUSTICIA. 

Pero cuando vemos como le van atando las manos a la policía para que no actúe contra la delincuencia y la "justicia" libera a los delincuentes aprehendidos, nos quedamos en silencio. 

Cuando el 11 de marzo de 2016, el joven policía, Emiliano Navarro, enfrentó y dio muerte a un peligroso delincuente que a mano armada había asaltado una rotizería en las inmediaciones de Boulevard Gálvez y Belgrano, la información se centró en la angustia de las victimas del delincuente: pero cuando meses después apareció un falso testigo afirmando haber visto que el policía "había asesinado" al delincuente y que la "justicia" considerara a ese testimonio suficiente para encarcelar al policía, todos nos quedamos en silencio. 

Cuando por falsas acusaciones de delincuentes, se procesó a numerosos policías de los distintos comandos radioeléctricos de la zona, seguimos en silencio; sin tener en cuenta que el Comando Radioeléctrico, es la fuerza en apresto para acudir ante un llamado al 911. 

Entonces no debe sorprendernos que ese personal al ser comisionado ante un delito, se pueda demorar deliberadamente, por temor a encontrarse con los delincuentes y que luego la "justicia" los encarcele por falsas acusaciones. 

El mensaje subliminal es 

"No se apuren, 
los delincuentes deben seguir libres". 
Para todas las victimas, ahora es demasiado tarde. 

Somos cómplices de esos homicidios, al habernos callado cuando le empezaron a atar las manos a la policía y a liberar ligeramente a los delincuentes. 

Empero, podemos salvar muchas vidas si exigimos que se encarcele a los delincuentes, sean policías o no, pero que se defienda a rajatabla a los buenos policías. 

Ojalá suceda esto último antes de que sea demasiado tarde para nosotros mismos.


Orlando Agustín Gauna

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