Un niño con sólo cinco o seis años de vida tiene derecho a decidir si será hombre o mujer por el resto de su vida, pero un menor de dieciocho años no puede responder por sus crímenes.
No hay plazas para los pacientes en los hospitales, pero hay incentivos y patrocinio para quien quiere hacer cambio de sexo.
Hay un acompañamiento psicológico gratuito para quien desea dejar la heterosexualidad y vivir la homosexualidad, pero no hay ningún apoyo de éste mismo para quien desea salir de la homosexualidad y vivir su heterosexualidad y si intentan hacerlo, es un crimen.
Estar a favor de la familia y la religión es dictadura, pero orinar sobre los crucifijos es libertad de expresión.
Si no es el fin de los tiempos, debe ser el ensayo…
Firmado: GABRIEL VILA VERDE, sacerdote católico
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