miércoles, 10 de mayo de 2017

Los políticos de hoy y Charles Lynch

Charles Lynch fue un revolucionario estadounidense que encabezó una irregular Corte en Virginia para castigar a un grupo de conservadores acusados de varios incidentes durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos. 
Estos reos fueron absueltos de todos los cargos por el jurado que debía juzgarlos. 
Lynch con un grupo de vecinos “juzgó”, “condenó” y ahorcó a los acusados. Su nombre dio origen al término “linchamiento”. 
Es un acto que está fuera de la ley, por ser el Estado el que debe sostener el monopolio de la fuerza (ius puniendi). 
En nuestro país, una Justicia garantista “garantiza” los derechos humanos de los delincuentes, en desmedro de los derechos
humanos de los ciudadanos que viven dentro de la ley y que aportan con su trabajo al sostenimiento de la Nación. 
Un gobernador es asesinado por su esposa y ésta permanece en libertad luego del crimen, y cuando, juzgada, es condenada, se dispone que cumpla su prisión en un establecimiento asistencial de salud. 
A violadores sexuales y asesinos se les conceden salidas transitorias y libertades anticipadas sin ningún control, habiéndose comprobado luego que reincidían en sus delitos. Otros presos se unen al “Vatayón militante” para obtener “salidas culturales”. 

Así, la inseguridad, que aumenta exponencialmente debido a los elevados índices de pobreza y exclusión social, encuentra en la impunidad otro elemento para su crecimiento, obligando a los ciudadanos que no delinquen a vivir enrejados, lo que tampoco alcanza para brindarles seguridad. Tiempo atrás, en la ciudad de Santa Fe, dos delincuentes asaltaron a una persona y huyeron en moto. Un vecino advirtió el delito y los persiguió en auto, mientras por celular dio aviso a la policía. En su fuga chocaron contra un automóvil, cayeron y continuaron su huida a pie. Entonces varios vecinos se sumaron a la persecución, alcanzaron a uno de ellos y le dieron una feroz golpiza, hasta que la policía lo rescató de manos de los vecinos. 
Luego, una Justicia garantista lo liberó para que pudiera continuar delinquiendo. 
En Buenos Aires, el periodista Ángel “Baby” Etchecopar, víctima de un asalto, en defensa propia debió dar muerte a uno de sus agresores y herir a otro. El delincuente muerto estaba gozando de la libertad condicional que le había otorgado nuestra Justicia garantista. 

La mayor parte de nuestra sociedad aplaude la golpiza propinada al delincuente en Santa Fe y el homicidio cometido por Etchecopar. Del mismo modo que repudia los beneficios concedidos a la Sra. Susana Freidoz, asesina del entonces gobernador de Río Negro. 
En los últimos años, jueces apañados por el poder legislativo y/o presionados por el poder ejecutivo, comenzaron una caza de brujas, aplicando leyes con retroactividad y violando todas las garantías constitucionales. 
Ahora, por un fallo de la Corte Suprema de Justicia, que se ajusta a derecho, los grupos de izquierda que desde hace décadas pretenden convertir a la Argentina en una Cuba Castro comunista; arman un revuelo mayúsculo y organizan una movilización de las que estamos acostumbrados a ver, con el zurdaje y los gremios amigos y punteros que llevan a sus "planeros" en colectivos pagos vaya uno a saber por quién.
Y la clase política se horroriza y en un santiamén, sancionan  una ley que modifica una ley derogada, legislando con efecto retroactivo. Un solo legislador, el salteño Alfredo Olmedo tuvo el coraje cívico de votar en contra de una ley "ilegal".

Se alega que se tiene la finalidad de aclarar lo que determinaba la Ley ley Nº 24.390.
¡¡¡MENTIRA!!!
Cuando se promulgó la Ley Nº 24.390, aún no se había dictado el Estatuto de Roma y en nuestra legislación no estaban previstos los delitos de lesa humanidad ni genocidio. Más aún, cuando el legislador sanciona la Ley, determina expresamente los casos en los que no es de aplicación del beneficio del "2 x 1".
Hoy la consigna de los zurdos, acatada por una clase política timorata y avarienta, es que los que derrotaron al terrorismo marxista, mueran  en la cárcel, sin importar, que en esa caza de brujas, caigan condenados todos, muchísimos totalmente inocentes de los cargos que les quieren imputar, como el caso de agentes policiales que acordonaban las zonas donde se habían producido enfrentamientos.
Esto constituye un  verdadero linchamiento.
Acaso, hoy, por un lado, ante tanta injusticia de la Justicia se esté provocando a los ciudadanos a hacer justicia por sus propias manos. 

Y por otro lado, se está provocando a una guerra civil, entre el marxismo y los perseguidos por linchadores.
Yo me pregunto: ¿Adónde estarían los "políticos" hoy, si hubieran triunfado los terroristas seguidores del Che. 

Para ejemplo, basta ver como se vive en Cuba y en Venezuela.
Ojalá la Justicia comience a hacer justicia, para que no se produzcan más linchamientos, y los políticos se dediquen a ocuparse por el bienestar general de los argentinos.

Orlando Agustín Gauna Bracamonte

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