lunes, 3 de diciembre de 2012

Los Montoneros y un oligarca

En su edición del sábado 23 de agosto de 2008, el diario La Nación publicaba la siguiente carta de un lector:

Oligarca
Señor Director:
"El 9/1/75, en época de un gobierno democrático, ingresé a Chrysler Fevre Argentina como gerente de Finanzas.
Ese día, el director Eduardo Beach me dio la bienvenida y me dijo que estaban todos amenazados por Montoneros y el ERP, porque la empresa no aceptaba pagarles una mensualidad, y que si yo desistía de ingresar no lo tomaría como una cobardía. Ante mi respuesta de que deseaba entrar, me preguntó mi fecha de nacimiento, la escribió en una tarjeta y al dorso, su nombre y el del abogado de la empresa y sus teléfonos. Dijo que si me secuestraban, la empresa se haría cargo. Gran debut.
"En marzo del 76, al llegar a la empresa, veo un tumulto. Habían asesinado a Eduardo Kenny, gerente de Distribución.
En julio, asesinaron a Carlos Balsa, supervisor de Flota, y en noviembre, a Jorge Souto, gerente de Control de Laboratorio. A partir de allí, me obligaron a salir de casa con custodia.
"Mi madre les contaba a sus clientas del negocio de composturas de zapatos qué había sido de mi padre zapatero (de allí mi origen oligarca), que de noche no podía dormir pensando que en cualquier momento le iban a informar que a su hijo lo había asesinado el terrorismo.
"Sus clientas me sugerían cambiar de trabajo.
Pregunto: ¿cuándo van a ir a los tribunales acusados de crímenes de lesa humanidad quienes enviaban a los jovencitos «idealistas» a asesinar a civiles y a la vez a ser eliminados por las fuerzas del orden?
Los nombres los conocemos: Bonasso, Kunkel, Taiana, Verbitszky, Eduardo Luis Duhalde, abogado de los terroristas... y sigue la lista.
"Mi pecado para estar en la lista de candidatos a ser asesinados fue que, cuando falleció mi padre, yo, de 16 años, en lugar de ponerme a llorar, agarrar un arma y salir a robar, busqué un trabajo, terminé mi secundaria en la Escuela Carlos Pellegrini, mis estudios, en la Asociación Argentina de Cultura Inglesa y en la Facultad de Ciencias Económicas, donde me recibí de contador público, licenciado en Administración y en Economía, mientras ayudaba a mi madre en su negocio.
"Si hubiera salido a la calle con un fierro, quizás ahora podría ser ministro, secretario de Estado o jefe de fiscales."
Dr. José Brunetta
Fuente Diario La Nación

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