“El enemigo de mi enemigo, es mi amigo”.
Muchas veces hemos leído o escuchado esta frase que nos sirve para aplicarla ante un adversario que por lo general que nos iguala o supera en fuerza, ya que si nosotros somos superiores no necesitamos alianzas extrañas.
La ansiedad o necesidad ante un enemigo poderoso nos lleva a veces a la confusión, si bien aprovechamos la oportunidad para sumarnos y atacar un objetivo común esta opción no debe hacer creernos que es lo correcto ni siquiera como estrategia.
Un ejemplo es lo que está pasando con el diario Clarín. En el 2003 asumía la presidencia de nuestro país el fallecido Néstor Kirchner, surgía así un despotismo acompañado por dicho medio al cual la oposición se refería como Klarín.
Como toda sociedad económica llega un momento que se produce el quiebre por alguna de las partes, comenzando una despiadada lucha por quedarse con la empresa, lo que implica la salida de lo que llamamos vulgarmente “los trapitos al sol”.
El kirchnerismo no vaciló en usar a sus aliadas “abuelas de la plaza” para apretar a la viuda de Noble por sus hijos adoptados durante los setenta.
Desde entonces el drama judicial político se abatió sobre estos jóvenes que no tenían ningún interés en saber sus orígenes.
Lo extraño fue que desde un principio no se sometieran a los exámenes de adn ante la seguridad que no eran hijos de desaparecidos quedando
expuestos a las salvajadas que nos tienen acostumbrados las “madres y abuelitas” con tal de conseguir sus objetivos sin importarles que las “recuperaciones” se hagan en un estado íntimo y privado cuidando con esmero que jóvenes en igual situación estén contenidos y rodeados de amor para efectuar la transición familiar y no ser trofeos que exhiben impiadosas ante la opinión pública.
Si bien puede haber sido no someterse al atropello de un gobierno que desde su inicio violó la Constitución tampoco parece apropiado haber sometido a estos jóvenes a tal exposición mediática.
Lo cierto es que a partir del resultado negativo de filiación que la Carlotto asumió sin reparos salvo un infeliz comentario, Clarín ha recrudecido con la apología del terrorismo ensalzando a los criminales que las integraban y falseando la historia mostrándolos como los llamaba su amigo “jóvenes idealistas”.
Como contraataque utilizaron a Schocklender y descubrieron los turbios manejos de la Bonafini empedernida amante de las FARC, de Chávez, de Castro, de los Kirchner y de cuanto tirano ande dando vueltas por el mundo.
Clarín ha dejado en claro que es un tema económico su lucha contra el kirchnerismo y trata de mostrar que a pesar de eso sigue estando con estas supuestas organizaciones de derechos humanos.
Tampoco puede negar que se vio beneficiado con el gobierno militar ni que es un multimedios monopólico que abusa de sus obligados clientes.
La disputa hizo creer a muchos que Clarín podía retomar los ideales que alguna vez tuvo el nacimiento del periodismo en los albores de la nación.
Craso error, el “cuarto poder” como todo poder se corrompe y es más fácil escribir con el estómago lleno que hacerlo padeciendo hambre.
No debe esperarse que estos medios escriban con objetividad a pesar de algunos chispazos de verdad.
Por eso debemos saber que es mentira y peligrosa la frase: “El enemigo de mi enemigo, es mi amigo”.
Dario
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2 comentarios:
Es vieja la entrada, pero genial tu exposición. Gracias por la claridad.
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