Los parásitos políticos y su claque de empleados públicos.
La Real Academia Española, así define al adjetivo parásito : Dicho de un organismo animal o vegetal: Que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de él y depauperándolo sin llegar a matarlo.
No cabe duda que el político argentino es un animal que vive a costa de otro (el trabajador), alimentándose de él y depauperándolo (con más impuestos) aunque en muchos casos llega a matarlo (de hambre) o llevándolo al suicidio.
Y estos parásitos políticos se acompañan de otros parásitos llamados empleados públicos administrativos, incapaces de escribir en una computadora cincuenta palabras por minuto. Empleados administrativos que en algunos casos se colaron por debajo de una sábana y en otros, haciéndole el "aguante" a los grandes parásitos políticos.
A estos parásitos más pequeños se los premia con pocas horas de asistencia a su supuesto lugar de trabajo o directamente, cobrando como "ñoquis".
También se les brinda frecuentes asuetos y otras prebendas, que no reciben los verdaderos trabajadores públicos (médicos, enfermeras, policías o bomberos) y menos aún, los trabajadores de la actividad privada.
Los grandes parásitos políticos, por su incapacidad, solo pueden vivir a costa del trabajador. Por eso se perpetúan en cargos políticos sin importarles bajar a un cargo de menor categoría, lo que importa es no trabajar.
Su incapacidad, su total falta de idoneidad está cabalmente demostrada al habernos llevado a alcanzar uno de los mayores índices de inflación del mundo, una inseguridad absoluta con elevada tasa de homicidios y permitiendo que el narcotráfico internacional sentara sus bases en la Argentina. Y todavía tienen el cinismo de afirmar que en nuestro país hay menos pobres que en Alemania.
Pomposos viajes a Rusia en costosos vuelos turísticos para traer la vacuna menos eficaz para combatir la pandemia. Numerosas comitivas que viajan por el mundo a costa de nuestros impuestos
Esos son los parásitos politicos.
En Santa Fe los "socialistas" con Roberto Lifschitz cómo gobernador, Carlos Fascendini cómo presidente de la Cámara de Senadores y Antonio Bonfatti cómo presidente de l Camara de Diputados sancionaron y promulgaron la Ley 13.920 (Ley Orgánica de Ministerios del Poder Ejecutivo). Está ley tiene dos artículos muy importantes para los grandes parásitos políticos:
ARTÍCULO 29 - Autorízase al Poder Ejecutivo a poner en funcionamiento la organización ministerial establecida en esta ley, a partir de su entrada en vigencia, pudiendo a tal efecto ordenar la transferencia de los correspondientes organismos y servicios a las respectivas jurisdicciones que surgen de las competencias ahora establecidas, reestructurando los créditos del presupuesto vigente para adecuarlos al cumplimiento de esta ley, realizar cambios en sus denominaciones, conceptos, partidas y subpartidas existentes o crear otras nuevas, refundir, desdoblar, transferir y crear servicios y cargos que surjan de esta ley, siempre que no se aumenten las erogaciones autorizadas.
ARTICULO 30 - En uso de las atribuciones que se le confieren conforme al artículo precedente, el Gobernador de la Provincia podrá crear Agencias u órganos con desconcentración administrativa, que integren a una o más áreas de gobierno para la ejecución de funciones o programas específicos que correspondan a la competencia de las mismas conforme se la delimita en la presente ley; pudiendo habilitar a tales fines cuentas especiales para el manejo de los recursos presupuestarios, o mecanismos similares que les garanticen agilidad en el manejo de los mismos. Podrá, asimismo, disponer medidas similares, con idénticos fines, en relación con las Agencias creadas y en funcionamiento en su ámbito con anterioridad a la entrada en vigencia de la presente ley.
De este modo, cuando un parasito politico no alcanza un cargo electivo o cesa en el que ocupaba, se le crea una Secretaria, Sub secretaria o dirección. En esos cargos también pueden nombrar familiares, amantes y amigos. Y en caso de divorcio pueden nombrar a la ex en algún cargo, para eludir los deberes de asistencia, que pasará a pagar el trabajador.
Estos son los parásitos políticos.
De cada uno de nosotros depende permitir que sigan viviendo a costa de nosotros o exigir que trabajen en provecho de la Nación.
Orlando Agustín Gauna
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