Seguramente en un país normal las declaraciones en los
medios de prensa
efectuadas por la jueza María Romilda Servini de
Cubría (a raíz del caso de la efedrina) asegurando que los “narcos” se
comunicaban por teléfono con cierta frecuencia con la Casa Rosada -
sede de la Presidencia de la Nación – y amenazando, dicha magistrada, con
allanar la misma, constituyen situaciones que, por mucho menos, ardería Troya.
Sin embargo, no esperemos reacciones ni de los “padres de la
Patria” del Congreso Nacional ni de aquéllos que pretenden ser alternativa de
gobierno desde la oposición. Nunca podrán ser parte de la solución del problema
los que fueron parte del mismo. Más de uno integró la asociación ilícita del
“Cartel de la Rosada”: ¿cómplice o “pelotudo caro”?, parafraseando a nuestro
filósofo de cabecera sindical, Hugo Barrionuevo.
Con este caso de la efedrina, los hermanos Zacarías (funcionarios
kirchneristas), el ex secretario de SEDRONAR, José Ramón Graneros,
responsable de la lucha contra el narcotráfico y perteneciente “al más íntimo
riñón patagónico” de Néstor Kirchner y su heredera, pasa lo
mismo que con el caso Ciccone. ¿Podrían el vicepresidente Boudou y
los funcionarios administrativos mencionados delinquir sin la venia de arriba?
No son pocos los analistas, más allá del sentido común, que opinan que es
imposible. No nos tomen por “boudoudos”.
Y acá estamos y vamos… rumbo al “estado fallido”.
Mentirosos, ladrones, adictos, coimeros, contrabandistas,
rufianes, vulgares y “vulgaras”, etc.… muchos en el poder, tapados con las
listas sábanas unos y con obediencias debidas abyectas que prometen fe y
esperanza, otros. No tenga dudas, lector, que intentarán seguir usurpando el
poder logrado en la “década robada”.
Años atrás, en un acto que pretendió ser audaz, sólo posible
con la complicidad, genuflexión y falta de coraje de un general que seguramente
dejó sus atributos colgados en el Arco de Entrada del Colegio Militar de la
Nación cuando se graduó como oficial, Néstor Kirchnerhizo bajar el
cuadro del General Videla en el Patio de Honor del instituto
castrense mencionado. El fallecido militar acumulaba todas las culpas de un
malogrado proceso político. Era el mayor responsable de todos los desatinos del
gobierno de facto y de los supuestos 30.000 muertos y desaparecidos en la
guerra revolucionaria, cifra cuestionada ahora por muchos que en esa época
tomaron las armas contra el estado argentino. Hasta la CONADEP no llega a
contabilizar más de 8.000. Pero no importa la cantidad, jamás justificaríamos
una muerte injusta y hubiese sido deseable evitar las propias de una guerra,
cosa imposible. El punto es ¿cuántos argentinos, indefensos e inocentes,
han muerto en estos años del kirchnerato narconacional y narcopopular, producto
de la inseguridad, el hambre, la desnutrición, los negociados, la corrupción,
la droga, la falta de salud, etc.?
El Papa Francisco, según los medios, suele
solicitar a quienes lo visitan: “Cuiden a Cristina”. Pero,
con todo respeto, Su Santidad, ¿quién nos cuida a nosotros de Cristina?
Sólo espero que alguien, no sé quién, pero que cuando no
debamos más cuidarnos deCristina, tome el ejemplo de Kirchner y,
en vez de bajar cuadros, borre el nombre de las calles, avenidas, puentes,
edificios, represas, etc. que llevan el apellido del jefe de la mafia que logró
instalarse en la Casa Rosada y transformarla en un cartel desde el 2003.
El que lo prometa tendrá mi voto, y cuando lo haga logrará
el liderazgo necesario y suficiente para tomar las medidas pertinentes y
oportunas para que nuestra Argentina, como el “Ave Fénix”, renazca
de sus cenizas, …y con la ayuda de Dios, para siempre.
Por el Lic. Jorge P. Mones Ruiz
jorgemonesruiz@yahoo.com.ar
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