Es difícil imaginar a la canciller alemana Angela Merkel o al primer ministro japonés Shinzo Abe en esa situación. La excusa para esta nueva conexión en cadena nacional —usada y abusada por Kirchner nada menos que 21 veces en lo que va del 2014— fue anunciar un proyecto de ley de “pago soberano local de deuda exterior” para evadir dictámenes judiciales en Estados Unidos...
Una reestructuración incompleta de un default de 2001 llevó a un nuevo default en 2014, a pesar de que el Gobierno continúe negando que se trata del mismo. Kirchner y ministro preferido, el neomarxista Axel Kicillof, buscan foros para despotricar contra los mercados en vez de negociar una salida...
La otra propone cambios en la Ley de Autoabastecimiento copiando métodos de la Venezuela chavista, estableciendo precios máximos y amenazando a empresarios con la cárcel si cierran sus empresas. Si el proyecto se convierte en ley bien podría ser inconstitucional. Argentina importará entonces de Venezuela el producto por excelencia de la revolución chavista: la falta de papel higiénico...
Esto es lo único que le queda a un gobierno desprovisto de lógica interna: uno que vende justicia social pero apadrina a funcionarios corruptos como el vicepresidente, uno que habla de desarrollo pero se aísla del mundo y de los aliados naturales de la Argentina, uno que defiende a los pobres pero niega la existencia de una inflación feroz que siempre daña más a los pobres que a los ricos...
Mientras tanto crece el paro y el Gobierno insiste que a pesar de los movimientos del dólar “no hay devaluación”. Ante el peso de la realidad, sólo queda la catarsis.
Por Pierpaolo Barbieri
Fuente: El País
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