
Si la policía no tuviera las manos atadas, esto no habría ocurrido. La policía habría impedido el ingreso violento de los facinerosos con la violencia necesaria, capturando a los más exaltados y poniéndolos a disposición de la Justicia. Es inevitable que en la refriega, varios resultaran lesionados. Entonces, aparecerían los defensores a ultranza de los derechos humanos, los grupos de izquierda y políticos ansiosos de captar votos entre el malandraje. Todos ellos exigiendo el respecto absoluto de los derechos humanos de estos facinerosos y la máxima condena a los policías represores.
Orlando Agustín Gauna
Fuente: Diario El Litoral
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