Casi 37 años atrás, un nutrido grupo de personas condenadas por actividades terroristas fueron indultadas y amnistiadas. Los delitos perdonados incluyeron asesinatos, secuestros extorsivos, privaciones ilegítimas de la libertad, lesiones y robos. No hubo de parte de muchos de quienes así recuperaron la libertad arrepentimiento por los violentos hechos cometidos. Por el contrario, existió en su ánimo la voluntad de reincidir en ellos. Quienes resolvieron la libertad de los condenados -el presidente Héctor Cámpora, que los indultó, y el Congreso recién constituido, que los amnistió- no tuvieron en cuenta ni consideraron siquiera, si el perdón y la libertad que concedían ponía en riesgo a la sociedad argentina.Editorial del Diario La Nación
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