El barco kirchnerista hace aguas. La luz de Cristina Fernández, si alguna vez la tuvo, se apaga. La crisis de salud de Néstor Kirchner destapó un secreto conocido por todos: Para Argentina el presidente es él. Su mujer, legítima Jefa del Estado, intentó encubrir el aparente vacío de poder con una agenda intensa. No fue suficiente para tapar los agujeros de un proyecto que ha perdido crédito popular dentro y fuera del peronismo.
«Con tal de que cuando se vayan, en el 2011, no se hayan afanado la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, vamos a estar contentos». El comentario del senador peronista Carlos Alberto Reutemann, dio de lleno en la línea de flotación del «matrimonio reinante», como se refieren en Argentina con sentido crítico a los Kirchner.
Comentario del Diario ABC de España.
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