martes, 9 de febrero de 2010

¿No llora por mi, Argentina? No, no llora…

Casi se alegra de que puedas tomas noción
de tu fragilidad humana

Carótida destituyente

En vano la hipocresía querrá suplir con su manto de ademanes corteses un sentimiento que estuvo ausente. En vano La Cámpora ensayó un improvisado santuario en las puertas de la clínica, rejuntando a un manojo de adulones subsidiados. Los únicos realmente preocupados eran y son los muchos socios oficiales del latrocinio, los compañeros de ruta de las prebendas sucias, de los negocios infames, de los contratos privadamente suculentos. Desfilan temblorosos ante el catre del pirata mayor, suplicando al averno que una carótida rebelde no los prive de la fiesta del hampa en la que viven revolcados.

Por Antonio Caponnetto

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