La Señora Hebe de Bonafini, Presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, entidad beneficiada con millonarios subsidios del Estado Nacional y de organismos extranjeros, y libradora de centenas de cheques sin fondos, puede impunemente amenazar a jueces de la Nación.
La Señora de Bonafini, protegida por el matrimonio Kirchner ha proferido amenazas de escrache a los jueces que han decidido ajustarse a derecho y disponer la libertad de quienes estuvieran en prisión preventiva por mas de tres años, plazo máximo para esta situación según la legislación normas vigentes.
Escrachar es “romper, destruir, aplastar” según lo define el diccionario de la Real Academia Española.
Y ante esa amenaza, jueces y fiscales pusilánimes, faltos de valor para honrar el cargo y temerosos de un Concejo de la Magistratura integrado por un terrorista como Carlos Kunkel y Diana Conti, una fanática simpatizante de aquellos grupos (Montoneros, ERP, FAL, etc.), guardan contumaz silencio, e incumpliendo sus deberes, no inician las acciones penales que corresponden.
Acaso temen ser asesinados por estos terroristas, los mismos que durante un Gobierno democrático (1.973 – 1.976), asesinaban a los jueces que los habían juzgado y condenado por sus crímenes.
Son los mismos jueces y fiscales que dejan prescribir las causas contra los funcionarios políticos del gobierno de turno, pero que no vacilan en aplicar severas penas a los presos más carenciados.
La Señora de Bonafini, protegida por el matrimonio Kirchner ha proferido amenazas de escrache a los jueces que han decidido ajustarse a derecho y disponer la libertad de quienes estuvieran en prisión preventiva por mas de tres años, plazo máximo para esta situación según la legislación normas vigentes.
Escrachar es “romper, destruir, aplastar” según lo define el diccionario de la Real Academia Española.
Y ante esa amenaza, jueces y fiscales pusilánimes, faltos de valor para honrar el cargo y temerosos de un Concejo de la Magistratura integrado por un terrorista como Carlos Kunkel y Diana Conti, una fanática simpatizante de aquellos grupos (Montoneros, ERP, FAL, etc.), guardan contumaz silencio, e incumpliendo sus deberes, no inician las acciones penales que corresponden.
Acaso temen ser asesinados por estos terroristas, los mismos que durante un Gobierno democrático (1.973 – 1.976), asesinaban a los jueces que los habían juzgado y condenado por sus crímenes.
Son los mismos jueces y fiscales que dejan prescribir las causas contra los funcionarios políticos del gobierno de turno, pero que no vacilan en aplicar severas penas a los presos más carenciados.
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