LA MASACRE DEL COLECTIVO POLICIAL

Este 12 de setiembre, se cumplió el 42º aniversario del más cruento atentado terrorista que se cometió en la historia de nuestra Provincia de Santa Fe. 

Sus autores: la horda cosmopolita y atea de los terroristas Montoneros. 
Sus víctimas: ciudadanos argentinos. 
No eran “genocidas” ni “represores”. 
Eran Agentes policiales que para incrementar su magro sueldo, regresaban de un servicio adicional cubierto en la cancha de Rosario Central, donde el local recibió a Unión de Santa Fe. 

Nueve de ellos murieron inmediatamente, algunos de ellos, tiempo después como consecuencia de las heridas recibidas y otros quedaron con lesiones irreversibles.

Un matrimonio que circulaba casualmente próximo al colectivo policial, fue alcanzado por el estallido del coche bomba que detonaron los montoneros y falleció. El zurdaje los llamaría “Víctimas colaterales”.

Además, los criminales terroristas montoneros, sumaron otras víctimas: una bebé de tan solo un año, perdió a su padre y la madre, enloquecida de dolor por la pérdida del hombre amado, repudió a la niña y se negó a volver a verla.

Gracias a la “hazaña” criminal de estos bárbaros, la criatura creció sin padres. Otros sufrieron la prematura e imprevista muerte de un ser querido. Algunos, por las secuelas de las lesiones, debieron dejar su carrera policial. 

 Pero esto es parte de la historia que no te cuentan. 
Esto no es “memoria”. Esto es lo que ocurrió y por lo que a 42 años de esa tragedia, aún lleva a derramar lágrimas de dolor e impotencia. 
En el lugar del atentado, este miércoles, víctimas, familiares y amigos, convocados por la Asociación de Familiares y Amigos de las Victimas del Terrorismo en la Argentina (AfaVitA); por la Comisión de Homenaje a Policías y ciudadanos Muertos por la delincuencia y por la Unión de Promociones; nos reunimos para rendir el justo y merecido homenaje a los afectados por el atentado. 
Los autores del atentado y sus cómplices, escondidos con el disfraz de “jóvenes idealistas”, en organismos de derechos humanos, en distintos estamentos del gobierno, y en la misma prensa convencional, se llamaron a silencio. 
NUNCA PODRÁN JUSTIFICAR SEMEJANTE BARBARIE

Orlando Agustín Gauna Bracamonte