El 20 de noviembre último, me presenté ante el juzgado
Federal de Santa Fe a cargo del Dr. Miño, para entregar un escrito denunciando
a su par Reinaldo Rodríguez, y al Fiscal Rodríguez por la presunta Comisión de
varios delitos.
La denuncia es bastante grave y amerita que en su momento
tome intervención el Consejo de la Magistratura; pero por ahora el Dr. Miño
decide apartarse de la causa popr manifiesta enemistad con el Dr. Reinaldo Rodríguez,
y en la búsqueda de un Juez para juzgar a un juez, gira las actuaciones a su
par de la Ciudad de Rafaela, quien se escusa por motivos parecidos.
De vuelta las actuaciones a Santa Fe, en la búsqueda de un
Juez para juzgar a un juez se giran las actuaciones a la Ciudad de Rosario, en
procura de hallar a un Juez al que no se pueda impugnar por parcialidad.
Cabe esperar que se encuentre a ese Juez antes de que
prescriba la causa o S.S. el Señor juez Reinaldo Rodriguez se acoja a los
beneficios de la jubilación como Juez de la Nación.
El texto de la denuncia por la sospecha de diversos y graves
delitos, se transcribe a continuación.
Santa Fe,
20 de noviembre de 2015.
Al
Señor Juez Federal de Santa Fe Nº 2
Dr.
Francisco Miño
El que suscribe, Orlando Agustín Gauna, de
apellido materno Bracamonte, D.N.I. Nº 6.255.319, domiciliado en el Barrio El
Pozo, Manzana Nº 1, Vivienda Nº 19 de esta Ciudad, por derecho propio,
comparece espontáneamente ante S.S. y conforme a las facultades conferidas por
el Artículo 174 del Código Procesal Penal de la Nación y SOLICITA: se
investigue si el Señor Juez Federal de Santa Fe Nº 1, Dr. Reinaldo Rubén Rodriguez y el Señor Fiscal federal de Santa Fe, Dr.
Walter Rodríguez, pudieron haber
incurrido en los delitos de PREVARICATO, PRIVACIÓN ILEGITIMA DE LA LIBERTAD y/u
otros hechos delictuosos en la causa conocida como "la masacre de
Ituzaingó y Las Heras" y/u otras causas tramitadas por los mismos.
Huelga referir que el Código Procesal Penal
de la Nación en su Artículo 1º determina que “Nadie podrá ser juzgado por otros
jueces que los designados de acuerdo con la Constitución y competentes según
sus leyes reglamentarias, ni penado
sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso…”
En la página web https://www.fiscales.gob.ar/lesa-humanidad/santa-fe-detuvieron-a-represores-que-participaron-de-la-masacre-de-ituzaingo-y-las-heras/ , ya en su título se
refiere a “LESA HUMANIDAD” y narra la nota la detención de militares y policías
involucrados en el hecho de "la masacre de Ituzaingó y Las Heras", en
un suceso ocurrido en enero de 1977.
Y estas palabras “LESA HUMANIDAD” comienzan a
tener repercusión a partir de 1998, cuando se celebró la Conferencia de Roma, y
nuestro país comenzó un trabajo hacia la ratificación del Estatuto de la Corte
Penal Internacional y la adaptación de su derecho interno a las obligaciones
internacionales. Y el 5 de enero de 2007 se promulgó de hecho, la Ley Nº 26.200 de Implementación del Estatuto de Roma,
aprobado por la Ley Nº 25.390 y ratificado el 16 de enero de 2001. La Ley
26.200 establece en su ARTICULO 2º — El sistema penal previsto en el Estatuto de Roma y la presente ley sólo
son de aplicación para los crímenes y delitos respecto de los cuales la Corte
Penal Internacional es competente.
Entonces cabe ver
cuáles son los crímenes y delitos respecto
de los cuales la Corte Penal Internacional es competente. El Artículo 11
del Estatuto de Roma, establece la competencia temporal y en su inciso 1
determina que: La Corte tendrá competencia únicamente respecto
de crímenes cometidos después de la entrada en vigor del presente Estatuto.
En tanto el inciso 2 fija que “Si un Estado se hace Parte en el presente
Estatuto después de su entrada en vigor, la Corte podrá ejercer su competencia
únicamente con respecto a los crímenes cometidos después de la entrada en vigor
del presente Estatuto respecto de ese Estado”. De ello se desprende que para
nuestro país, el sistema penal previsto en el Estatuto de Roma es sólo
aplicable para los crímenes y delitos cometidos después de la entrada en vigor
de la Ley Nacional Nº 26.200. En tanto que La ley madre, la Constitución
Nacional, establece en su artículo 18º. - Ningún habitante de la Nación
puede ser penado sin juicio previo FUNDADO
EN LEY ANTERIOR AL HECHO DEL PROCESO.
La naturaleza
jurídica del principio de irretroactividad es la premisa según la cual, en la
generalidad de las circunstancias se prohíbe, con base en la preservación del
orden público y con la finalidad de plasmar la seguridad y estabilidad
jurídicas, que una ley tenga efectos con anterioridad a su vigencia.
Y en la causa de
referencia, el Fiscal Walter Rodriguez y el Juez Reinaldo Rubén Rodriguez al detener y juzgar a
personas por un hecho ocurrido en enero de 1977, estarían violando en forma
palmaria la CONSTITUCIÓN NACIONAL y una norma con jerarquía constitucional.
Además de privar de su libertad a personas por hechos ocurrido antes de la
entrada en vigencia la adhesión de nuestro país al Estatuto de Roma.
En su momento, el Ministro de la C.S.J., Dr. Carlos
S. Fayt afirmó en un fallo: “Que al plantear la inconstitucionalidad de la
ley 23.040 se deduce que ella lesiona el principio de irretroactividad de la
ley penal al derogar la ley 22.924, que amnistiaba hechos y por consiguiente
viola el art. 18 de la Constitución Nacional y la estabilidad de los derechos
adquiridos; también —se sostiene— con la sanción de aquella ley se desconoce la
autoridad de cosa juzgada.”
En la Sentencia de la C.S.J. Jofre, Julia del
11-12-88. (Fallos: 311:80) declaró extinguida la acción penal prevista
en el art. 1º de la ley de punto final (23.492) al no haberse verificado uno de
los supuestos de suspensión del plazo establecido taxativamente por el art. 4º
de la misma, como sería el planteamiento de una cuestión de competencia. Posteriormente,
esta Ley de punto final fue anulada por el Congreso de la Nación, con opiniones
en contra. Así un fallo de la Cámara Federal de San
Martín declaró inconstitucional la anulación retroactiva aprobada por el
Congreso en 2003 de las leyes de obediencia debida y punto final, y recibió el
apoyo de abogados constitucionalistas que coincidieron con los fundamentos
dados por los jueces. Así, el Dr. Gregorio Badeni, especialista en derecho
constitucional, explicó que "la decisión de la Cámara me parece
correcta", porque "el Congreso puede sancionar o derogar leyes pero
no anular la efectividad de esos actos". La Dra. María Angélica Gelli
coincidió en que el Poder Legislativo sólo puede derogar hacia el futuro, y que
"el único que puede declarar inconstitucional una ley es el Judicial".
"El Congreso no puede declarar la nulidad de una ley que dictó, sería ir
contra los propios actos", agregó. La Sala I del tribunal -integrada por
los camaristas Hugo Fossati, Jorge Barral y Narciso Lugones- entendió que el
Congreso vulneró la independencia del Poder Judicial. "El Congreso puede
sancionar, modificar y derogar leyes, pero carece de facultades para anularlas,
en tanto el control de constitucionalidad posterior a la sanción de una ley es
una de las funciones del Poder Judicial". La Cámara Federal de San Martín
declaró inconstitucional la ley 25.779 que anuló retroactivamente las leyes de
punto final y obediencia debida, sancionadas durante los ´80. Badeni explicó
que si bien las leyes fueron derogadas, los efectos mientras estuvieron vigentes
no pueden ser desconocidos. "La derogación y la anulación jamás puede
tener efecto retroactivo en materia penal". Pero en concreto, el Estatuto
de Roma no puede ser aplicado con efecto retroactivo porque lo establece el
mismo Estatuto y nuestra Carta Magna, consecuentemente, no cabe la
imprescriptibilidad de los delitos previstos en el Estatuto, antes de la
entrada en vigencia de la Ley Nacional 26.200.
Pero no deberían desconocer el Juez Rodríguez
ni el Fiscal Rodríguez, que el Estatuto de Roma en su Artículo 7 inciso i) entre los delitos de lesa humanidad, define que
por "desaparición forzada de personas" se entenderá la aprehensión,
la detención o el secuestro de personas por un Estado o una organización política, o con su autorización, apoyo o
aquiescencia, seguido de la negativa a admitir tal privación de libertad o dar
información sobre la suerte o el paradero de esas personas, con la intención de
dejarlas fuera del amparo de la ley por un período prolongado. Y nadie duda de
que Montoneros era la organización político militar que cometió delitos de
desaparición forzada de personas. Entonces tendríamos una larga lista de
víctimas e impunes victimarios.
Pero el Doctor Reinaldo Rubén Rodriguez, cuenta con una saga de fallos y sentencias sospechosas de ilegalidad. En su momento dejó
prescribir la causa contra la mafia del transporte urbano de pasajeros por
colectivo, donde en la Ciudad de Santa
Fe, se hacían figurar unos cien colectivos más de los que realmente circulaban
y por esos colectivos inexistentes, se recibían jugosos subsidios del Estado
Nacional. En esa causa, denunciada por el compareciente, el 9 de febrero de 2004
ante la fiscalía de la 1ª Circunscripción Judicial de Santa Fe, fue derivada a
la justicia Federal, cayendo en manos del Dr. Rodríguez y se llegó a tomar
declaración indagatoria al Dr. Martín Gainza, por entonces Secretario de
Servicios públicos de la Municipalidad. En la investigación se derrochó tiempo
y dinero para luego dejar prescribir la causa. ¿Por qué motivos el Dr. Reinaldo
Rodriguez dejó prescribir la causa? Por los personajes involucrados y los
intereses económicos obtenidos, resulta sospechoso que se dejara prescribir la
causa.
El mismo Dr. Reinaldo Rubén Rodriguez intervino en una causa por trata de
personas para el ejercicio de la prostitución. Las víctimas eran dos jovencitas
santafesinas. En el mes de enero de 2006, en
el Barrio Barranquitas de la Ciudad de Santa Fe, la joven Romina
Gamarra es obligada a subir a un automóvil y ante su secuestro, la familia
realizó la denuncia identificando al secuestrador.
Ocho meses después, Romina, que estaba siendo
obligada a ejercer la prostitución, logra comunicarse con su familia a través
del celular de un “cliente” y brinda datos para poder ser rescatada. Sin poder
confiar en las fuerzas policiales, el padre se traslada en auto hasta Santiago
del Estero y espera en el lugar acordado. Romina, prisionera bajo llave,
aguardaba sigilosa, que la mujer que realizaba la limpieza abriera la puerta de
su cautiverio. Cuando eso ocurre, le da un empellón y escapa con otra esclava
sexual, también oriunda de su barrio natal, María Cristina Ojeda.
Luego hacen lo correcto, denuncian la
explotación sexual, la identidad de sus captores y todos los datos de interés
para una eficaz investigación. Por razones de competencia, interviene la
Justicia Federal, el Juez Reinaldo Rodríguez y la entonces Fiscal Dra. Griselda
Tessio. Y como no podía ser de otra manera, ambas jóvenes, semanas después se
presentaron al Juzgado Federal Nº 1 a rectificar sus dichos, auto
incriminándose de falsa denuncia. Los rufianes
impunes, y a las jovencitas, no era necesario proseguir ninguna causa por falsa
denuncia. De su castigo ya se ocuparían los mismos rufianes. ¿Sabe el Juez Reinaldo Rodríguez si
viven esas chicas? ¿O fueron torturadas y/o
asesinadas para que el castigo sirva de ejemplo ante quien intente escapar de
esas mafias? ¿Qué acciones adoptó el Dr. Reinaldo Rodríguez por la presunta falsa denuncia
de ambas jovencitas?
El Dr. Reinaldo Rodríguez para detener a algunas
personas o para resolver recursos por el “corralito” impuesto por el gobierno,
tiene mucha presteza, pero en otros casos tiene un actuar demasiado lento.
Nilda
Graciela Peters
nació en Machagay, provincia de Chaco un 8 de julio de 1950. En 1970 estudiaba
en la Escuela de Servicio Social de Corrientes. En esos años comienza su
militancia terrorista y a transitar a lo largo y ancho del país junto con sus
cómplices.
Y el 22 de octubre de 1976, transitaba por
las calles de la Ciudad de Santa Fe junto a otro militante de la “orga”, cuando
son reconocidos por militares que cumpliendo el mandato constitucional de
“aniquilar al terrorismo” andaban a la caza de estos criminales. Al advertir la
proximidad de las fuerzas de seguridad, el acompañante de Nilda Peters, en una
cobarde actitud, la abandona a su suerte, huyendo a veloz carrera.
Ella, sola y librada a su suerte, se pierde a
lo largo de un pasillo de las inmediaciones. Uno de sus perseguidores acude a
la Comisaría 5ª, ubicada a pocos metros del lugar, en Salvador del Carril 2027
a pedir la cooperación policial y en el preciso momento en que el personal
policial se aprestaba a salir a cooperar con los actuantes acordonando la zona,
un vecino, Héctor Simón Castañeda, avisa telefónicamente que a una de las
dependencias de su domicilio de calle Alvear Nº 5754, ha ingresado una mujer
armada, por lo que se ha “atrincherado” en otra dependencia de la casa para
protegerse junto a su familia de aquella delincuente.
Ya saben adónde buscar.
Se aproximan al frente de la vivienda y con
el uso de un megáfono, imparten la orden de detención, sin obtener respuesta.
Insisten impartiendo la orden, y al cabo de unos instantes se escucha un
disparo desde el interior de la vivienda. Reiteran la orden mediante el megáfono
y ante el prolongado silencio, irrumpen en la vivienda, donde encuentran a la
terrorista muerta con un disparo en la cabeza, con el arma junto a ella.
No había dudas. Estaba muerta. No era
necesario ni intentar simular un enfrentamiento. Se había suicidado.
Se labran las actuaciones de estilo, con las
declaraciones de los ocupantes de la vivienda, el señor Castañeda y sus
familiares.
Y esto pasó a ser parte de la historia de
esos sangrientos años en que grupos de psicópatas intentaban la toma
del poder para implantar una dictadura marxista.
El abogado Jorge Daniel Pedraza (a)
Coco, en esos años de plomo, era un aprendiz de terrorista.
Durante un gobierno democrático, participó de
un atentado contra el local de la firma Fiat Grossi, ubicado en calle San
Martín entre Suipacha y Junín de la Capital santafesina. El Coco no peleaba
contra ninguna dictadura, atentaba durante un gobierno constitucional.
En su curso acelerado de terrorismo, ya había
participado de la toma de la antena de la emisora universitaria LT 10 y otros
golpes menores. En oportunidad del atentado al local de Fiat, cuando inician la
huida, un vecino lo captura, le quita la pistola 11,25 que portaba y con otros
vecinos, lo entrega a la policía.
Esto también es historia. Pero con el paso
de los años, este aprendiz de terrorista, se convierte en un fanático defensor
de los “derechos humanos”; y sin ningún fundamento ni prueba, comienza a
denunciar como asesinados a todos los terroristas muertos en distintos
enfrentamientos, y también denuncia ya en el año 2007, como asesinada, a Nilda
Graciela Peters.
Y en el RELATO, se hace aparecer en el
Archivo Nacional de la Memoria, entre las víctimas de desaparición forzada y
ejecución sumaria, a NILDA GRACIELA PETERS BAEZ ZEQUEIRA, LC 6427802, 26
años; como víctima de “desaparición forzada”, pero ubicada en el Cementerio de
Barranquitas. (¿Entonces, no estaba desaparecida?)
(http://anm.derhuman.jus.gov.ar/PDF/Listado%20O-Z.pdf).
¿Qué habrá sido de la vida del cobarde que
dejó abandonada a su suerte a Nilda? ¿Habrá derramado alguna lágrima por
ella?
Nilda Peters, entre la vida y la muerte, en
esa coyuntura optó por la muerte y se quitó la vida. Allá por 1830, Honorato de
Balzac escribió que “Cada suicidio es un sublime poema de melancolía”.
Solo Dios sabe qué pensamientos cruzaron por
su mente en ese instante que separó su vida de la muerte: ¿El desprecio o el
perdón a quien la abandonó en esa encrucijada? ¿Los recuerdos de su familia, en
su Chaco natal? ¿El del sueño truncado de la patria marxista?
Pero nunca hubiera imaginado que la sangre
que cubrió su rostro, tras aquel disparo suicida, décadas después estaría
siendo negociada para obtener suculentas indemnizaciones y subsidios; y
utilizada como herramienta para vengarse de quienes lucharon y hasta dieron su
vida en cumplimiento del deber. Hoy, Juan Carlos Báez, uno de los policías que
acudió al requerimiento del personal militar, se encuentra injusta y
arbitrariamente detenido por orden del Juez Federal Reinaldo Rodriguez.
Este Juez en su momento fue criticado por su
lentitud con respecto a las denuncias sobre los directivos de la Universidad
Nacional del Litoral y LT10 Radio Universidad Nacional del Litoral. También, la
comisión de Disciplina y Acusación del Concejo de la Magistratura, votó en su
momento, por mayoría un dictamen que proponía suspender al magistrado en su
cargo y someterlo a un jury de enjuiciamiento por ordenar el pago de bonos
públicos en default a su valor nominal después de la crisis de diciembre de
2001. Zafó.
El Juez Reinaldo Rodríguez, sin pruebas
firmes ni datos concretos, imputa a Juan Carlos Báez, como partícipe por el
homicidio de quien se ha suicidado, Nilda Peters.
Ni siquiera se preocupó en llamar a
declarar al vecino Héctor Castañeda, autor del llamado de pedido de auxilio.
Ahora es tarde. Castañeda falleció el 23 de
noviembre pasado.
Y en esta larga saga del sospechoso accionar
del Dr. Reinaldo Rodriguez, también le toca actuar en el hallazgo del camión
con una tonelada y media de marihuana en Arroyo Leyes descubierto en la noche
del 2 de noviembre pasado. A las pocas horas, el hecho comienza a tener
repercusión mediática. Se detiene a tres funcionarios policiales. A principios
de junio trasciende la noticia de la detención del “Chueco”, otra persona que
estaría involucrada en el ilícito. Este individuo sería otro “perejil” que
queda preso. Y en el mes de setiembre trasciende a través de la prensa que en
Posadas detuvieron al que sería el chofer del camión con droga de Arroyo Leyes:
“Sus documentos habían sido encontrados en la guantera del famoso camión Iveco.
Creen que fue él quien condujo la carga desde el norte del país hasta Santa
Fe”, rezaba la información periodística. Lo que no transcendió es que el detenido, Ignacio Salvador
Principatto, domiciliado en la localidad de Escobar, provincia de Buenos Aires,
fue indagado el 24 de setiembre, oportunidad en que se le hizo saber que en el
camión secuestrado con marihuana se encontraron dos recibos a su nombre por
cobertura de seguro del camión secuestrado, y declara en su descargo que estaba de paseo por el norte del país y en un diario de Oberá vio un aviso de una
persona que necesitaba chofer, se contactó con la misma, quien en el norte del
país le ofrece el camión para que lo trabaje en Buenos Aires, (¿?) que
encontrara algún trabajo para el camión y dividir el porcentaje de las
ganancias. Que esta persona le encargó que tramitara el seguro para el camión y
le hiciera la revisión técnica. Que el encuentro se realizó en una estación
YPF, que por los trámites le pagaron $ 1.500. Que quedaron en comunicarse al
otro día y como esta persona no lo llamó más, se volvió a Buenos Aires. El acta
de la indagatoria culmina “En este estado S,S, dispone en este acto, hacer entrega del DNI incautado a su
nombre” y se le concede la libertad provisional (Art. 300 del C.P.P. de
la Nación.” No importaba comprobar el aviso del diario, ni el número telefónico
con el que se contactó por el supuesto trabajo de chofer. Muy fácil, rápida y
silenciosa fue la libertad de Principatto. No le pareció raro al Juez Rodriguez
que una persona ponga un aviso en un diario del norte del país, buscando un
chofer para manejar un camión en la Provincia de Buenos Aires, donde justamente
está radicado Principatto. Tampoco le pareció raro que alguien entregue un
camión a un desconocido para que lo trabaje por su cuenta y dividir el
porcentaje de ganancias. En esta causa, actúa
como Fiscal el mismo Dr. Walter Rodriguez.
Por todo lo expuesto, y considerando que el
suscripto, al igual que el resto de los ciudadanos, nos encontramos en un
estado der “libertad condicional”, sujeta al antojo del Juez Reinaldo Rodríguez
y el Fiscal Walter Rodríguez, se solicita a S.S. se investigue si en los hechos
descriptos el Juez Reinaldo Rodríguez y el Fiscal Walter Rodríguez no han
incurrido en hechos delictuosos susceptibles de persecución penal.
DAR LUGAR A LO SOLICITADO
SERÁ JUSTICIA
Orlando Agustín Gauna
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