Mientras el papa Francisco marcha firme por los senderos de
un camino nuevo, cuya mirada fija su atención en la pobreza y no en el boato
curial, la heredera natural de Chávez en versión tanguera, Cristina de
Kirchner, aprovecha la ocasión para volver a excederse en histrionismo. Uno se
pone las sandalias del pescador, y la otra rellena con bótox su falta de
sentido del ridículo. Y mientras Francisco demuestra una gran elegancia
dedicando su primera audiencia a la presidenta que tanto lo ha criticado, la otra
aprovecha para intentar crearle un problema diplomático que no es de su
negociado. Que Kirchner hable de las Malvinas en su primera audiencia papal
demuestra hasta qué punto esta presidenta ha perdido el sentido de la realidad.
Como decía alguien de Arafat, tampoco ella "nunca pierde la oportunidad de
perder todas las oportunidades".
Por Pilar Rahola
Fuente: Mediterráneo Digital
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