Hace 25 años, un 23 de enero, cuando ya se había
restablecido el sistema democrático en nuestro país, restos de la fracasada
guerrilla terrorista que décadas anteriores bañó de sangre a nuestra patria,
volvió a atacar.
Al igual que en 1963, cuando la horda criminal comandada
por el periodista procastrista Jorge Masetti, incursionó en el norte argentino;
no se podía alegar que combatían contra una dictadura. En aquél entonces Arturo
Illia era el Presidente Constitucional. Hace un cuarto de siglo, las urnas ya habían
ungido a Raúl Alfonsín como Presidente.
Por más argumentos dialecticos que esgrimieran, los
hechos demostraban su objetivo final: la toma del poder para imponer la
sangrienta dictadura comunista, pese a ser una doctrina que ha demostrado su
fracaso en los países que la sufrieron y a estar totalmente perimida tras la caída
del muro de Berlín.
El 23 de enero de 1989, Enrique Gorriarán Merlo, jefe del
Movimiento Todos por la Patria, envió a miembros del grupo a copar el Regimiento
de Infantería Mecanizada 3 con asiento en La Tablada. Estos “valientes-cobardes”
tras ingresar al cuartel a sangre y fuego, debieron soportar la represión de
las fuerzas constitucionales y no dudaron en usar como escudos humanos a los
soldados conscriptos que sorprendieron desarmados dentro de la unidad. Y cuando
sólo quedaban 21 terroristas con vida, viendo que ya no era tan fácil matar, optaron
por rendirse. Tras ser condenados, estos enemigos de la democracia, fueron indultados
y varios de ellos premiados con cargos públicos.
Fue hace 25 años y parece historia olvidada. Nos
olvidamos que uno de los atacantes era Jorge Baños, miembro del CELS (Centro de
Estudios Legales y Sociales). Nos olvidamos que meses antes del ataque, Pablo
Díaz, el supuesto único sobreviviente de "la noche de los lápices", recorría
el país reclutando jóvenes para el Movimiento Todos por la Patria, llevando
bajo el brazo la película homónima y dando charlas
"concientizadoras". Nos olvidamos que Enrique "Coti"
Nosiglia, era amigo íntimo de Francisco Provenzano, otro de los atacantes del
cuartel.
Y entre tanto olvido, las fuerzas políticas, incluso el
radicalismo, se olvidaron de rendir el merecido homenaje a quienes cayeron en
defensa de las instituciones de la democracia y también se olvidaron de
repudiar este atentado contra el orden constitucional.
Orlando Agustín Gauna Bracamonte
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