Alegres, felices, festejaban haber logrado o renovado sus bancas en el Congreso de la Nación.
Sus bolsillos llenos de "biyuya", con el "bulín" en "La Rosadita" o en sus inmediaciones. Haciendo la previa de sus vacaciones en el exterior, sin problemas con el "cepo cambiario". Contentos con su dieta que no adelgaza y que confeccionan ellos mismos y que si es necesario pueden engordar con algún "me llevo" o un "miti y miti" de esos subsidios que se dicen que entregan y que nadie controla.
Ellos estaban de festejo.
Mientras tanto, el pueblo acongojado y temeroso seguía con atención las informaciones de los sucesos que ocurrían en la Provincia de Córdoba, donde la policía estaba acuartelada reclamando contra los miserables sueldos que perciben y los delincuentes aprovechaban la ocasión para rapiñar lo que encontraban a su paso.
Muertos, heridos y comercios devastados por la turba.
Ellos estaban de festejo, mientras en Córdoba no había clases ni transporte. No atendían los bancos ni la administración pública.
El pueblo a veces tiene memoria y recuerda que hace pocos días hubo saqueos en el Sur de la Provincia de Santa Fe. También recuerda que hace algunos años también hubo muchos saqueos e inestabilidad institucional.
El pueblo está preocupado por lo que puede pasar. ¿Habrá mas saqueos? ¿Habrá desabastecimiento? ¿Seguirá la inseguridad en su escalada de violencia?
Pero ellos estaban de festejo. Ellos no tienen esas preocupaciones. Total, de última se consiguen asilo político y luego de un tiempito, otros gobernantes le darán una jugosa indemnización por los "sufrimientos" padecidos en el exilio.
Ellos estaban de festejo en el Congreso de la Nación.
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