"Señora, me despido, no sin antes decirle nuevamente gracias. Gracias por todos estos años de amable convivencia. Por permitirme que ahora llegue a mis compatriotas de una forma distinta. Por las críticas en 6,7,8 , que me ayudan a reconocerme como un pecador. Por prohibirle al embajador ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, que siga hablando con los medios (bajo la consigna, me imagino, de que es tiempo de meditación y no de palabras). Desde ya, gracias por la alegría con que va a llegar a Roma, por pasar desapercibida entre tantos líderes de todo el mundo, por hacer transmitir en vivo la ceremonia por Canal 7, por escuchar mi homilía, por aplaudirme, por sonreír. Gracias por postrarse ante mí y besar mi anillo, en actitud de respeto y sumisión.
¡Gracias, hija mía!"
Por Carlos M. Reymundo Roberts
Fuente: La Nación.
Leer mas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario