El pueblo hizo uso de la palabra. Se manifestó masivamente.
Autoconvocado por el boca a boca y a través de las redes sociales. Sin responder a ningún partido o personero político.
Aunque quieran desvirtuar la autoconvocatoria, el pueblo no siguió órdenes de punteros políticos, ni fue arreado bajo amenazas de quita de planes sociales.
Tampoco le pagaron el “chori”, la birra ni el porro. Ni siquiera necesitó que le dieran para el pasaje.
Lo hizo luego de su jornada laboral, para no quitar su aporte a la producción y el trabajo.
No hubo saqueos ni desmanes, porque el pueblo no está acostumbrado a la violencia.
Aunque ya se está cansando de ser víctima de la violencia.
Pero el 8 de noviembre, el 8 – N ya ha pasado.
El pueblo hizo uso de la palabra.
Ahora, desde el 9 de noviembre son los políticos, los que se tienen que expresar.
No con palabras, con hechos.
El pueblo ya dijo ¡¡¡BASTA!!! a tanta “cadena nacional” y a tanta perorata vacía de contenido de políticos apoltronados en sus sillones, rechonchos de tanto mamar de la teta del Estado.
Décadas atrás, los políticos tenían temor a un golpe de estado que les quitara la teta y tuvieran que salir a trabajar para cumplir el mandato bíblico de ganarse el pan con el sudor de su frente.
Hoy, ese peligro no existe.
El peligro es más grave.
El pueblo unido dijo ¡¡¡BASTA!!!
¡¡¡CUIDADO!!! Temo que vamos hacia una guerra civil.
El pueblo por un lado y los delincuentes de Milagros Sala, de Pérsico, de D`Elía, de Máximo “el drogadicto” y de toda la lacra K por el otro.
Entonces correrá sangre. Mucha sangre, ríos de sangre.
Y la clase política será responsable.
Sus manos se mancharán de sangre inocente, aunque no empuñen un arma.
Pero esos políticos, pueden evitarlo.
La paz o la guerra están en sus manos.
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