Justiciero: Que observa y hace observar estrictamente la justicia.
Sicario: Se dice de la persona que actúa por dinero o por encargo, torturando y asesinando a individuos específicamente indicados por aquellos que pagan por los servicios.
Oscar Alberto Ramayo, (a) Cacho, nació el 18 de mayo de 1949. En su adolescencia practicaba basket. Ya adulto, tenía una gomería. Luego mas tarde, también ejerció como profesor de educación fisica. Hoy, jubilado, con cabello cano y bigote blanco, con marcadas ojeras, tiene un aire al "Turco" Jorge Asis.
En el sitio https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/10-53289-2016-02-15.html, fechado el Lunes, 15 de febrero de 2016, se lee una nota firmada por el ¿periodista? Juan Carlos Tizziani: "Uno de los testigos, Oscar Alberto Ramayo, aseguró haber visto a un hombre y a una mujer que salieron desarmados (1) a la calle y cayeron acribillados por el grupo de tareas."
Y mas adelante, la nota agrega: "Ramayo atendía una gomería a 20 metros de Ituzaingó y Las Heras, (2) se movilizaba en bicicleta y así pudo sortear el cerco policial y llegar a su negocio. Intentó abrir las puertas, pero un militar les dijo que las cerrara. Eran casi las cuatro de la tarde. Se cruzó enfrente, a un galpón que utilizaban conocidas líneas de ómnibus y que el Ejército había transformado también en centro operativo. "Le pregunté al soldado que estaba de guardia y me dijo que habían detectado una célula terrorista. Y ya habían abatido a uno de ellos, que se asomó al balcón". Y agregó: Quedó "impactado" por dos hechos que relató hasta con detalles ante el Tribunal. El primero, cuando vio caído a un hombre que no se explica cómo había logrado atravesar la barrera militar sobre Ituzaingó. "Era un muchacho blanquito, menudito", lo recordó. Y describió que tenía una de las piernas quebradas por un impacto. El segundo lo vio desde otro ángulo y era una chica que salió "con las manos en la cabeza, cruzó la vereda y la acribillaron. Ella salió con los brazos en alto, la vi bien, estoy seguro", dijo."
Hasta aquí vemos a un ciudadano testigo de una masacre, que en un primer momento, y posiblemente, ante el temor a represalias de los "grupos de tareas" de la dictadura militar, silenció lo que vio. Restablecida la democracia, por comodidad o por cobardía, siguió callando lo que había presenciado.
Pero ante el auge de las denuncias por violaciones a los derechos humanos, le salió del alma, el justiciero que llevaba dentro de si, averiguó donde debía declarar y se presentó a manifestar lo que había presenciado.
Vemos como los medios afines a las supuestas victimas, tergiversan los dichos del testigo. Él no declaró que vió "a un hombre y a una mujer que salieron desarmados a la calle y cayeron acribillados por el grupo de tareas".
Tampoco la gomeria se encontraba ubicada a 20 metros de Ituzaingó y Las Heras.
¿Declaró que el soldado le había dicho que habían abatido a uno que se asomó al balcón?
¿O es otro invento del periodista Juan Carlos Tizziani?
Pero en sus dichos, Ramayo se olvida de parte del libreto que le enseñaran en la "escuela de testigos" y queda en evidencia su falso testimonio.
¿Podrá sostener sus mentiras en el juicio?
Y si nos remitimos al sitio:
http://www.robertobaschetti.com/biografia/p/141.html, leemos que el apodado “Zapa”, “Mario”, “Pelado” y “Pelado Mario”; era Jorge Luis Piotti, un ex seminarista del Seminario Menor de Jesús María, que participó activamente en el copamiento de la localidad cordobesa de La Calera –su ciudad natal- en 1970 y luego de esa acción guerrillera que puso en su búsqueda a todos los organismos militares y sus respectivos servicios de inteligencia, él con otro guerrillero se refugiaron en la casa de un compañero de la Juventud Argentina para la Emancipación Nacional (JAEN), en el residencial barrio de La Lucila, en provincia de Buenos Aires.
Estuvo implicado en los atentados contra Augusto Vandor (junio 1969), José Alonso (agosto 1970) y el cónsul norteamericano J. Egan (Córdoba, febrero 1975) que terminaron con sus vidas.
Al momento de su muerte era secretario político de Montoneros y oficial mayor de dicha organización. La misma ocurrió, cuando fue emboscado con otros compañeros, en una casa operativa, en Santa Fe, el 19 de enero de 1977, por tropas del Ejército al mando del general Galtieri. No quiso entregarse con vida y murió combatiendo junto a su segunda compañera, Ileana Beatríz Gómez. Es decir, que además de reconocer que era un asesino de la banda terrorista Montoneros, se afirma que murió combatiendo.
Y en el sitio que refiere a militantes del peronismo revolucionario uno por uno http://www.robertobaschetti.com/biografia/f/166.html se detalla: El 19 de enero de 1977 fuerzas conjuntas dependientes del Comando del II° Cuerpo de Ejército rodearon la vivienda ubicada en la esquina de las calles Ituzaingó y Las Heras de la ciudad de Santa Fe. En el lugar se encontraban Ileana Beatriz “La Negra” Gómez con sus dos chiquitos, Jorge Luis Piotti, Carlos Mario Frigerio y otro compañero apodado Cholo, todos montoneros. La idea de los genocidas, como siempre, era que los ocupantes se rindieran para capturarlos con vida y despedazarlos luego en tiritas con el fin de lograr su delación y degradación. Pero he aquí que los compañeros decidieron resistir. Los varones sostuvieron la defensa de la vivienda en tanto Ileana protegía a sus hijos dentro de un placard entre varios colchones. Hubo un largo tiroteo hasta que los de adentro se quedaron sin balas. Muertos los hombres, Ileana salió al pasillo para evitar que siguieran disparando a donde estaban los chicos, con un arma en su mano, como para que quedara claro que con vida no se iba a entregar. En ese pasillo la mataron sin más.
Si se considera que se trataba de delincuentes de la cúpula montonera en Santa Fe, cabe sospechar que las fuerzas militares trataran de capturarlos con vida para interrogarlos. Y debido a la jerarquía que ostentaban en la banda y por los antecedentes de estos delincuentes, es absurdo creer que estaban desarmados.
Y si Ramayo mintió, cabe sospechar que lo hizo a modo de sicario que actúa por dinero o por encargo, torturando y asesinando a individuos específicamente indicados por aquellos que pagan por los servicios. Varios de los que enfrentaron a esos criminales terroristas, sufren la "tortura" de estar injustamente privados de su libertad y "condenados" a morir en prisión.
Creo que Ramayo nunca se imaginó que quienes lo invitaron a ser "testigo", además de tergiversar sus dichos en los medios afines, lo hicieran incurrir en el delito de falso testimonio.
Ramayo ¿es justiciero o sicario?
That is the question
La vida te da sorpresas sorpresas te da la vida
A los pocos días de su declaración, el modesto jubilado, Oscar Alberto Ramayo realizó un viaje de placer. a Egipto, acompañado por su esposa.
¿Casualidad?
Orlando Agustín Gauna Bracamonte
Notas del editor:
(1)El testigo no declaró haber visto al hombre salir desarmado. Es falsa la información Juan Carlos Tizziani.
(2)La gomería estaba ubicada a una cuadra de Ituzaingó y Las Heras. Es falsa la información de Juan Carlos Tizziani.
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